Certificación de I+D+Iestructura para un progreso con garantías.

Resumen

La I+D+i, considerada como uno de los indicadores del progreso, pasa a convertirse en una carga para algunas empresas, por su dificultad para generar resultados a corto o medio plazo. Las ayudas directas, por variadas, no dejan de ser insuficientes, obviando mencionar que se limitan a áreas de actuación denominadas como de interés estratégico, mientras que sectores tradicionales, que han basado su subsistencia en la I+D+i, no pueden acceder a estos recursos. El nacimiento de una normativa como la UNE166.000:2002EX, supone un importante avance para acercar las actividades de I+D+i a todos los sectores; pero el impulso definitivo viene de la mano de una ley que facilita la obtención de recursos en base a derechos de desgravación fiscal. Esta vía, lejos de limitarse a una aportación en el área económica, empieza a gozar de aceptación en los núcleos de I+D+i merced a su metodología, la cual permite optimizar los recursos existentes, así como fomentar las relaciones interdepartamentales. Como ya ocurriera en torno a normativas de calidad y medioambiente, se ha generado para I+D+i una estructura de certificación, que dotada de carácter vinculante ante el Ministerio de Hacienda, aporta independencia y competencia profesional a la decisión sobre la naturaleza de las actividades desarrolladas, y confidencialidad a la evaluación. La certificación reúne a los diferentes miembros del sistema de I+D+i, involucrando a expertos de universidades y centros tecnológicos en la evaluación de los proyectos que las empresas llevan a cabo, y permite dejar en manos del mercado la elección de las líneas de actuación merecedoras de apoyo. Finalmente, destacar que este procedimiento, avalado por un examen previo a la ejecución del proyecto, permite un análisis de viabilidad técnica y económica, que ejercerá de selección natural, permitiendo el crecimiento de los indicadores de I+D+i apoyado en actividades del más alto nivel.