Descaro del nacionalismo académico (O las muchas malicias de Ulises Moulines)

  1. Arteta Aisa, Aurelio
Revista:
Isegoría: Revista de filosofía moral y política

ISSN: 1130-2097

Año de publicación: 2003

Título del ejemplar: Ciencia, tecnología y ciudadanía

Número: 28

Páginas: 191-220

Tipo: Artículo

DOI: 10.3989/ISEGORIA.2003.I28.513 DIALNET GOOGLE SCHOLAR

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Resumen

Se critica el nuevo artículo de Ulises Moulines, "Crispaciones hispánicas", publicado en este mismo número como réplica al mío, "Un nacionalista en apUrO5"~ éste en respuesta a su inicial "Manifiesto nacionalista". En la primera parte~ ilustro con detalle los múltiples modos como mi adversario incumple los requisitos morales mínimos que deben regir un debate teórico. Se enumera así su recurso al victimismo, sus argucias para tergiversar mis tesis explícitas y, en fin, su evasión sistemática de casi todas mis objeciones. La segunda parte pretende probar la inconsistencia del silogismo que condensa las proposiciones centrales de Moulines. La premisa ontológica, más que la existencia de las naciones, demuestra la de los nacionalismos empeñados en construirlas y dotarlas de soberanía; la premisa axiológica, o "principio del valor intrínseco de la pluralidad del ser", resulta estética y éticamente indefendible; su conclusión práctica, en pro del nacionalismo, será por fuerza inconsecuente además de temeraria. En la tercera parte, frente a las propuestas moulineanas sobre la España actual, sugiero un par de reflexiones: de un lado, acerca del significado del carácter "multinacional" de nuestro país y por qué es preferible denominarlo "España" y no "Estado español"; del otro, y tras rechazar la alternativa "o resignación o secesión", muestro la falta en Moulines de razones que legitimen las consultas de autodeterminación, amén del sinsentido y probables efectos desastrosos de su ejercicio en la España de nuestros días. En controversias como ésta, duraderas en el tiempo y un tanto encendidas de tono, no es fácil mantener a la vez la atención del lector y las buenas maneras con el adversario. Para no sacar partido indebido de la escasa memoria del lector o de su comprensible pereza, el dilema estriba en refrescarle las tesis en juego sin que le cueste un esfuerzo fatigoso y aburrido. Más difícil resulta guardar la debida compostura hacia ese adversario que así me lo parece- da abundantes muestras de haberla perdido conmigo y, de paso, con quien siguiera nuestro debate. Espero guardarla, sin embargo, siquiera sea para conservar la poca o mucha razón que puedan contener mis ideas a los ojos de un lector nada deseoso de asistir a un mero ajuste de cuentas entre dos gallitos. ¿Por qué disgustarme entonces al saber por su propio resumen que, para cuando el abajo firmante le replicó con un simple "artículo" (article), Ulises Moulines había redactado nada menos que un "ensayo" (essay)?; ¿o al constatar, ay, que mientras yo reconocía en mi contrincante "una figura justamente prestigiosa del pensamiento lógico-científico" (220), el colega no me dedicaba un mal cumplido? Pelillos a la mar, y vengamos a lo que importa.