Historia de la comunicaciónperspectivas metodológicas y teórico historiográficas desde la historia cultural

  1. Gracia Cárcamo, Juan Antonio
Revista:
Historia contemporánea

ISSN: 1130-2402

Año de publicación: 2012

Título del ejemplar: Nacionalismo y homogeneización

Número: 45

Páginas: 639-668

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Historia contemporánea

Resumen

El trabajo ofrece una reflexión teórico-conceptual y temática en torno a un ámbito historiográfico de desarrollo relativamente reciente: la Historia de la Comunicación. A la hora de articular su propuesta, el autor se basa en su experiencia docente e investigadora. Parte de la necesidad de introducir algunos criterios orientativos en un terreno dominado con frecuencia por la confusión y por los recelos existentes entre las distintas disciplinas historiográficas. Debido a los cambios que ha experimentado la sociedad contemporánea, en las últimas décadas, la reflexión historiográfica se ha ido abriendo a nuevos ámbitos y protagonistas. La preocupación por los mensajes comunicativos, los medios y las estrategias ha confluido en el espacio común no suficientemente definido de la "Historia social de la cultural Historia cultural de las sociedades". Después de un recorrido exhaustivo por las distintas corrientes y escuelas que han tratado el tema, el autor ofrece una propuesta que se mueve entre la interdisciplinariedad y el realismo.

Referencias bibliográficas

  • Dado el carácter metodológico del texto y por mantener una cierta precisión conceptual, en este ensayo se ha intentado diferenciar entre Historia (el pasado) e historia (el estudio de ese pasado). Se habla, por tanto, de Historiografía y no de historia de la historiografía (Arostegui, J., 2001). Las referencias bibliográficas se han restringido voluntariamente a la bibliografía disponible en castellano, aunque lo disponible en ese ámbito sea mucho menor de lo que se encuentra en publicaciones del ámbito anglosajón, francés, italiano, etc. La bibliografía sobre el tema disponible en el catálogo general de las bibliotecas universitarias españolas revela que muchas publicaciones importantes en esos idiomas se encuentran accesibles en relativamente pocos centros académicos, lo que contrasta con lo que ocurre en otras áreas de la historia cultural y de la comunicación, como la historia económica, social, política, etc. El texto que se presenta es deudor de ideas que se plantearon, hace ya unos años, de forma embrionaria como parte introductoria de un texto más amplio editado en una publicación local sobre el desarrollo de los medios en el Bilbao contemporáneo. El tiempo transcurrido desde entonces, el diferente marco espacial estudiado o la renovación de conocimientos han dado lugar a una versión muy distinta de la inicial. La publicación de A. Checa Godoy: Historia de la comunicación: de la crónica a la disciplina científica, Netbiblo, La Coruña, 2008, incluye un repertorio muy completo de referencias bibliográficas sobre historia de la prensa, radio, televisión, cine y publicidad. Dado el reducido espacio de que disponemos, esta circunstancia nos ha llevado a no incluir aquí referencias bibliográficas ya accesibles a través de esa obra. En cualquier caso, se anota siempre al autor y el año de las publicaciones que son citadas para que se pueda conocer su referencia completa en la red de catálogos universitarios http://rebiun.crue.org/rebiun/fin.htm o la de la Biblioteca Nacional http://www.bne.es/ (remitiéndose desde allí a enlaces a otras grandes bibliotecas europeas).
  • Existe una numerosísima literatura de introducción teórico-metodológica al respecto. Al margen del caso pionero de Vansina, J (1968: trad. esp), cabe destacar las aportaciones de Henige, D (1982), Joutard, P. (1986: ed. esp.), Sapriza, G. (1988: trad. cast.), Passerini, L (1988), Plummer, K. (1989: ed. esp.), Thompson, P. (ed. or.: 1978; trad. cast.: 1988), Lanzardo, T. et al. (1989), G. Pineau; G. Jobert (1989), Mcmahan, E.M. (1989), pasando por Ferrarotti, F. (1990: ed. esp.), S.B. Gluck; Patai, G. (1991), Pujadas, J.J. (1992), Marinas, J.M.; Santamarina, C. (eds.) (1993), Sitton, T. et al. (1993: ed. esp.), Folguera, P. (1994), Marcombe, D. (1995), Aceves, J.E. (1996), G. Pineau, G.; Le Grand, J.L. (1996), Singer, W. (1997), Perks, R.; Thomson, A. (1998), Poirier, J. (trad.: 1999), López-Barajas, E. (1998). Más recientemente encontramos los trabajos de P. Chamberlayne et al. (2000), Schwarzstein, D. (2001), B.W. Sommer; Quinlan, M.K. (2002), Roberts, B. (2002) Ritchie, D.A. (2003), Poggio, B. (2004), Sautu, R. et al. (2004), Sarlo, B. (2005), Robin, J.Y. et al. (2004), Goodley, D. (et al.) (2006) o Riessman, K.K. (2008). Hay que anotar que entre los autores citados se cuentan tanto historiadores como sociólogos, adscritos éstos al llamado método biográfico. Cabe destacar que una parte significativa de estas publicaciones en lengua española y portuguesa proceden del otro lado del Atlántico, lo que resulta muy indicativo frente a lo que ocurría respecto de los libros sobre «métodos cuantitativos» para historiadores, mayoritariamente editados en francés o inglés. No se entra con más detenimiento en aspectos relacionados con la metodología de la realización y tratamiento de entrevistas de Historia Oral que se caracterizan por modelos distintos de las entrevistas periodísticas. Sobre ello he escrito en Garaizar, I.; Gracia J., Valverde, L. dentro del libro de López Atxurra, R. (ed.), (1995: pp. 231-249), o en la revista Teaching History, 86, 1997: pp. 21-24 y en Mieza, R.M.; Gracia Cárcamo, J. (2000: pp. 85-98).
  • A modo de breve ejemplo, y en torno a publicaciones recientes españolas, se pueden recordar Sala, R. (2007), Checa, A. (2008), Alonso, L. (2008). Su lectura no dispensa de consultar estudios tan conocidos como Brügger, N.; Kolstrup, N. (eds.), Media History. Theories, Methods, Analysis, Oxford, 2002.
  • Cannadine, D. (ed.), History and the media, Palgrave, 2007.
  • La obra que inicia una problemática desde la moderna historia cultural del ocio en España fue Uría, J. (1996) que se revalidó con un dossier - en que también intervino este historiador (especialista en historia de la comunicación y de la cultura) - de la revista Historia Social, 41, 2001, sobre la mercantilización del ocio, seguido por otro dossier en 2005 sobre el tiempo libre en las dictaduras de entreguerras del siglo XX, entre otras numerosas aportaciones de una revista que ha dedicado gran interés a la Historia Cultural. Sucede igual con la revista, citada en otras parte del texto, Ayer, órgano de la Asociación de Historia Contemporánea que dedicó monográficos como su no 19 a Historia de la vida cotidiana
  • no 24 a Imagen e historia
  • no 58 a Historia de la lectura
  • y no 62 a Más allá de la Historia Social.
  • O en el caso cercano de la Facultad de CC. Sociales y Comunicación de la Universidad del País Vasco, la revista Historia Contemporánea fundada por M. Tuñón, que dedicó ya uno de sus primeros números (no 5:1991) a la historia sociocultural y después ha publicado monográficos a las relaciones entre Historia y Cine (no 22: 2001)
  • o a la Historia y el turismo de masas (no 25: 2003). Todo esto ha de entenderse al margen de los artículos individuales sobre temas de historia de la cultura y comunicación aparecidos las secciones misceláneas de estas y otras revistas. No se trata de ampliar esto a otras muchas revistas de Historia, pero en 2005 la importante publicación periódica modernista Manuscrits dedicó su no 23 al dossier La informació i la comunicació a l'Época Moderna. Sin duda, ello es representativo de un cambio de paradigma impensable décadas atrás
  • En torno a la primera sociedad de masas no son frecuentes las contribuciones en la historiografía generalista española salvo excepciones como J. P. Fusi en su artículo: «La Edad de las Masas (1870-1914)», Historia contemporánea, 4, 1990: 261-272
  • o su libro de síntesis, Fusi, J.P. (1997): Edad contemporánea, 1898-1939.
  • O ya en otro plano, su obra El malestar de la modernidad (2004) donde se analiza un tema muy distinto, y muy estudiado tanto por historiadores como sociólogos cual es la crítica del pensamiento elitista a la sociedad de masas con las conocidísimas contribuciones de W. Pareto, G. Mosca, J. Ortega, R. Musil, S. Freud... hasta seguir a argumentaciones entreveradas de autoritarismo inquietante, cuando no de franco totalitarismo. Se trata de un tema muy conocido en historia del pensamiento político por lo que se remite en todo caso a la accesible síntesis que aparece en Vallespí, F. (ed.) (1993), Historia de la teoría política, Madrid, t. 5: pp. 132-188. No deja de ser significativo que las mayores contribuciones en la historiografía disponible en castellano que utilicen la conceptualización de sociedad de masas haga referencia precisamente a la historia de los medios y, ya con mucho menor énfasis, en lo relativo a la historia de la producción económica tras la que fue llamada a veces segunda revolución industrial
  • No casualmente fue Thedore Rabb quien impulsó publicaciones tan interesantes como la serie «Studies in interdisciplinary history» o la revista The journal of interdisciplinary history, aunque no se puede aquí entrar en esta cuestión con detenimiento, incluso en lo referido al ámbito más cercano a la Historia Cultural.
  • Evidentemente, lo expresado en el texto debería matizarse. Existe una larga tradición en torno a la historia cultural que nos llevaría, al menos, hasta J. Burckhardt. Pero en aquel momento distaba de ser contemplada como una corriente disciplinar. Ello, a pesar de notables excepciones conceptualizadoras como las de Huizinga, J. (1977; ed. esp.) que, en su edición original, fue escrita casi cinco decenios antes. En cualquier caso, hacia 1960 no estaba clara la diferenciación entre historia de la cultura y la historia de las civilizaciones. Es lo que se desprende de las consideraciones del gran «maestro pensador» de los Annales, Braudel, F. (1968). Sus referencias a autores anteriores del siglo XX como P. Sorokin o P. Bagby u otros más inquietantes como O. Spengler han vuelto a aparecer en el libro de Fernández Armesto, F. (2002).
  • Esas ideas remitían a un concepto muy distinto de lo que se entendía en el ámbito anglosajón por «Historia cultural»: Gombrich, E.H. (1977)
  • Clark, K. (1979). Para el conocimiento de las variedades de la historia cultural remitimos a Burke, P. (2000). Habría que incluir también a diversas aportaciones que van desde la historia cultural alemana del XIX hasta la historia de las mentalidades francesa (Lloyd, G. (1990) también a la historia intelectual que aún hace 25 años era vista por Darnton, R. (Nouvelle Histoire, 1980). El retorno de la narrativa iniciado por L. Stone y cierta «vuelta a las esencias» ha implicado un renovado auge de la historia política, biográfica, de los acontecimientos o de las ideas. Nos hallamos inmersos en medio de la incertidumbre historiográfica de la postmodernidad, donde las versiones de la historia cultural abarcan tantos campos como los citados en el aludido libro de Burke, P. (2000). No deja de ser elocuente que la historia intelectual, dada supuestamente casi por enterrada hace 25 años, mostrara recientemente un renovado vigor a través del «éxito» popular de obras que, como la de Barzun, J. (2002), se esfuerzan por trasladar lo que se advierte a nivel erudito en Kelley, D. (2002). Se trata, en todo caso, de una tradición más amplia, que arranca desde Lacapra, D.; Kaplan, S. (eds.) (1991) y el propio Kelley, D. (1992) y que ha propiciado una revitalización de la historia de las ideas. No se habla aquí de cierta escuela de historia del pensamiento y de la filosofía política vinculada al lenguaje como núcleo vertebral y que tanto ha influido en la historiografía de las ideas: Q. Skinner, J.G.A. Pocock, etc.
  • Cf. Chartier, R. (1993), (1993b), (1994a) (1994b) (1995a) (1995b), (1998), (2000) (2003) (2005) (2006) (2008). De entre sus trabajos, se han editado numerosos trabajos en castellano, tanto en España, como en Latinoamérica. No es casual su deuda intelectual con M. Foucault y con otros pensadores no tan conocidos fuera del ámbito de los historiadores, como Certeau, M. (1993), lo que resulta clave para explicar su visión de la historia cultural. La vinculación de esa «historia cultural de lo social» con la que, hace ya tiempo, se conoció como «Nueva Historia Cultural» es considerable, aunque hablar de «nuevo» para referirse a cuestiones divulgadas hace 20 o 30 años tenga ya poco sentido. Me refiero a enfoques que se pusieron de relevancia con el célebre libro de Hunt, L. (1989), libro que marcó un punto de inflexión en el llamado «linguistic turn», posteriormente «giro cultural »: Bonnell, V.; Hunt, L. (1999). Se trata, en cualquier caso, de una tendencia en la que a veces se pone más énfasis en «modas intelectuales» que modos analíticos originales desde el punto de vista historiográfico. Sobre estas corrientes se pueden consultar trabajos como los Karsten, P.; Modell, J. (1992) o el reader de Poster, M. (ed.) (1997). Tampoco estaría de más leer trabajos como el de Spiegel, G.M. (1997). Una temprana consideración de esta corriente historiográfica y del postmodernismo fue primero debatida en congresos, para ser posteriormente editada: Olabarri, I. et al. (1996). No se tratará aquí acerca de la recepción del postmodernismo en España. Sobre ello escribió, hace no tantos años, Cabrera, M.A. (2004). Tampoco deben olvidarse otras variedades anteriores de la Historia Cultural. Nos referimos, entre otras, a las en su momento renombradas de Schorske, C.E. (1981) o Gay, P. (1984) que, influidas por la sicología, se referían a una sociedad histórica muy concreta, la de la Viena del final del XIX. Esto esfuerzo fue anulado al otro lado del Atlántico por una banal psicohistoria. En su momento escribí un estudio sobre sociología e historia de lo cotidiano en la revista Ayer - cfr. Gracia Cárcamo, J., Nouvelle Histoire, op. cit.-. El segundo de esos autores ha producido trabajos de cierta repercusión en el mundo hispánico (Gay, P., 1992) comparables con otros estudios en torno a la cultura victoriana más ortodoxos, pero menos ambiciosos: Newsome, D. (2001). Es difícil sustraerse a la impresión de que estudios más recientes P. Gay (2002) evidencian quizá el agotamiento de un modelo.
  • Se alude en el texto al debate a partir del libro de Habermas, J. (1981) que supuso un capítulo importante en la historia del pensamiento sobre la comunicación social. La Sociología Histórica posterior matizó estas cuestiones en trabajos tan lúcidos como el de Sennet, R. (1993). Lo hizo dentro de una obra de excepcional interés para la Historia y Sociología de la Comunicación: Sennet, R. (1997: ed. esp). Para la historia de la vida privada, se puede consultar Gracia Cárcamo, J. (1995): Ayer, no 19.