La respuesta heterogénea de los glaciares pirenaicos entre 2011 y 2020

  1. I.Vidaller 1
  2. J. Revuelto 1
  3. E. Izagirre 2
  4. E. Alonso-González 1
  5. Simon Gascoin 3
  6. Pierre Rene 4
  7. Etienne Berthier 3
  8. F. Rojas-Heredia 1
  9. I. Rico 2
  10. A. Moreno 1
  11. J.I López-Moreno 1
  1. 1 Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC)
  2. 2 Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
    info

    Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea

    Lejona, España

    ROR https://ror.org/000xsnr85

  3. 3 Universidad de Toulouse
  4. 4 Asociación Moraine, Luchon, Francia
Journal:
Geotemas (Madrid)

ISSN: 1576-5172

Year of publication: 2021

Issue Title: X Congreso Geológico de España

Issue: 18

Pages: 1038

Type: Article

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Abstract

Los glaciares pirenaicos se encuentran en un claro retroceso desde la Pequeña Edad de Hielo (PEH) y este se ha acelerado en las últimas décadas. El uso de tecnologías modernas como son los drones (UAVs), láser-escáner terrestre (TLS) o LiDAR nos ha permitido realizar un balance de masas entre los años 2011 y 2020, así como analizar la respuesta de estos glaciares al cambio climático. Se observa que las pérdidas de área superan el 20% (24.15%) y la pérdida media de espesor de es de 7.27m, lo que supone que algunos de estos glaciares han perdido en estos nueve últimos años la mitad del espesor que les queda en la actualidad. A estas pérdidas se les suma las que ya se conocían del 88.25% de su superficie entre 1850 y 2016 (Rico et al., 2017), por lo que las pérdidas totales desde el final de la PEH ascienden a un 95.91%. Este acelerado retroceso causa en estos glaciares, unos de los más meridionales de Europa, hace que estos pequeños glaciares ya no estén controlados por las condiciones climáticas regionales, si no que responden a factores topoclimáticos. Ofreciendo una respuesta muy heterogénea al calentamiento global que depende de factores como la orientación, la altitud y morfología del circo. Así, estos pequeños glaciares, muy retraídos y protegidos a las paredes de los circos pueden existir en zonas donde la temperatura media anual está en torno a 0ºC (Grunewald y Scheithauer, 2010).