Accesos venosos para hemodiálisisabordaje yugular

  1. Echevarría Uraga, José Javier
  2. García Garai, Nerea
  3. Muñoz González, Rosa Inés
Revista:
Diálisis y trasplante: publicación oficial de la Sociedad Española de Diálisis y Trasplante

ISSN: 1886-2845

Año de publicación: 2014

Volumen: 35

Número: 4

Páginas: 163-168

Tipo: Artículo

DOI: 10.1016/J.DIALIS.2014.11.003 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openAcceso abierto editor

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Resumen

No resulta infrecuente que pacientes con una insuficiencia renal estabilizada o individuos sanos desarrollen un deterioro brusco de la función renal que precise de diálisis y no cuenten con un acceso vascular adecuado. En estas situaciones, el implante de un catéter tunelizado de doble luz por acceso de vena yugular interna resulta la opción adecuada que permitirá aplicar el tratamiento de hemodiálisis. El abordaje yugular debe practicarse preferentemente en el lado derecho, con control ecográfico y con guía y visión de fluoroscopia que verifique la correcta ubicación del extremo distal del catéter a nivel de la aurícula derecha. Los catéteres empleados habitualmente presentan diámetros de 13,5-15,5 Fr, que proporcionan flujos de sangre adecuados para la hemodiálisis. Antes de proceder al implante es preciso conocer el estado de la hemostasia del paciente mediante un estudio de coagulación y un recuento plaquetario. El uso de diferentes tipos de fármacos anticoagulantes y antiagregantes se encuentra extendido y requiere de la adecuada valoración y, en su caso, del establecimiento de medidas correctoras concretas que eviten la aparición de complicaciones hemorrágicas durante el implante del catéter. El acceso vascular puede entrañar complicaciones. Los cuadros de infección o incluso sepsis no son una rareza, y su prevención se basa en la práctica escrupulosa y aséptica del implante y en el cuidado y limpieza posteriores del catéter tras su uso rutinario. El empleo de soluciones antimicrobianas para el sellado de las luces también es efectiva en este ámbito, pero ante un cuadro de infección será preciso retirar el catéter y establecer la adecuada pauta antibiótica. Otras situaciones que pueden implicar la retirada del catéter son: mal funcionamiento, rotura, trombosis venosa y estenosis u oclusión venosa central. En los casos de trombosis venosa puede plantearse la realización previa de fibrinólisis directa del trombo. De este modo se solucionará el cuadro clínico y es posible además mantener el acceso central. En el caso de las estenosis u oclusiones venosas centrales deberán establecerse además tratamientos intervencionistas más complejos. En general, la dilatación neumática con catéter-balón, angioplastia (APT), es un procedimiento que permitirá restablecer el calibre venoso en uno o varios tiempos. Finalmente, en las muy infrecuentes situaciones en las que fracasa la APT, es posible implantar una malla metálica (stent) que resuelva la estenosis. Esta opción se tomará como último recurso pues con frecuencia tampoco resulta efectiva a medio plazo. En conclusión, el acceso yugular para diálisis en pacientes sin una fístula arteriovenosa interna competente resulta una opción óptima. Aunque presenta un amplio abanico de complicaciones, su conocimiento permitirá establecer el tratamiento eficaz y adecuado. Además, las complicaciones que pueden implicar una instrumentalización más compleja tales como la práctica de APT o el implante de malla, muestran una frecuencia de aparición baja, menor al 3%. El acceso yugular, por tanto, permitirá la realización del procedimiento de hemodiálisis de un modo seguro, cómodo y eficaz.