Determinantes sociales de la actividad física y el sedentarismo en la población adulta europea
- Ernesto de la Cruz Sánchez Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Murcia
Fecha de defensa: 11 de febrero de 2022
- Carlos Alberto Torres Cantero Presidente/a
- Yolanda González Rábago Secretario/a
- Elena Rodríguez Álvarez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La práctica actividad física implica grandes beneficios para la salud tanto en la prevención como en el manejo de un gran abanico de enfermedades crónicas y factores de riesgo asociados, además de mejorar nuestro sueño, calidad de vida y bienestar. Su ausencia-la inactividad física- se asocia con una peor calidad de vida, y un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad por todas las causas. Por otro lado, los periodos prolongados en posiciones sedentarias presentan perjuicios adicionales similares. Sin embargo, aproximadamente entre un cuarto y un tercio de la población no alcanza los mínimos requeridos establecidos por la Organización Mundial de la Salud, suponiendo la inactividad física la cuarta causa de muerte en el mundo y declarada como pandemia, la cual sigue una tendencia creciente desde comienzos de siglo XXI en los países desarrollados como los que forman la Unión Europea, presentando el doble de inactividad física que otros países con menor nivel de desarrollo económico. En lo que respecta al sedentarismo, Europa encabeza la clasificación mundial al reportar la mitad de la población europea al menos 5 horas diarias sentado. La evaluación y monitorización de los factores que producen y/o limitan la actividad física y el sedentarismo forman parte de las políticas de salud pública en la Unión Europea para implementar un estilo de vida activo entre la población. Existen multitud de factores individuales, biológicos, sociales, demográficos, económicos, ambientales y políticos de la actividad física y el sedentarismo, que interactúan en un modelo ecológico con diferentes niveles jerárquicos de influencia. En la presente tesis doctoral, tratamos de investigar en la población adulta de la Unión Europea algunos de estos factores propuestos, pero superficialmente indagados, incluyendo los determinantes sociales de la salud (nivel educativo, clase social ocupacional y poder adquisitivo), las diferentes barreras para la actividad física en función de la clase social; las desigualdades sociales del sedentarismo y de los distintos tipos de actividad física entre la población; la desigualdad social de género, la cual restringe las condiciones de vida de las mujeres, y probablemente la movilidad y la actividad física de las mujeres; factores a nivel ambiental como el tipo y el tamaño del entorno (urbano, suburbano y rural), su evolución de los niveles de actividad física y diferencias socioeconómicas entre entornos como, por ejemplo, las distintas oportunidades para la actividad física; y por último, el desarrollo tecnológico y digital, y la urbanización como factores globales en el sedentarismo y la actividad física respectivamente. Adicionalmente, se evaluaron los niveles generales de actividad física y sedentarismo, estratificando en diferentes intensidades y en función de la edad, el género y el tipo de entorno. Los hallazgos reflejaron un incremento de la inactividad física en la Unión Europea entre los años 2002 y 2017 desde un 30.84% y 22.74% en mujeres y hombres hasta un 35.43% y 27.97% respectivamente, mientras que el sedentarismo mostró una tendencia aplanada, sin variaciones, establecida en las 5 horas diarias. Además, la actividad física presentó el mismo gradiente socioeconómico de los determinantes sociales de la salud en la población y entre entornos rurales y urbanos con mayores incrementos en la inactividad en el mundo rural por una menor percepción de oportunidades para la práctica. No obstante, aquellas personas con un mayor estatus socioeconómico también pueden ser más sedentarias, aunque con menores diferencias entre la población. Por lo tanto, la actividad física es una conducta muy determinada por las características socioeconómicas y de jerarquía social, y en menor medida e incluso de forma inversa en la conducta sedentaria. Igualmente, las desigualdades de género podrían ser la causa de las diferencias en la actividad física entre hombres y mujeres. En los factores globales, observamos que una mayor digitalización se asoció a mayores niveles de sedentarismo, pero, por el contrario, la urbanización tuvo efectos despreciables sobre la inactividad. Finalmente, los grupos con mayores probabilidades de presentar menores niveles de actividad física fueron adultos mayores, mujeres, con un estatus socioeconómico bajo, y residentes en entornos socioeconómicamente bajos con pocos recursos y rurales.?