Aplicación de la metodología lanbioeva a la valoración biogeográfica de las dehesas de ciudad real y sus dinámicas de abandono e intensificación. El ejemplo del campo de calatrava y los montes de ciudad real
- Díaz Sanz, Maria Cristina
- Peio Lozano Valencia Director
- Manuel Antonio Serrano de la Cruz Santos-Olmo Co-director
Defence university: Universidad de Castilla-La Mancha
Fecha de defensa: 04 September 2020
- Concepción Fidalgo Hijano Chair
- María del Carmen Cañizares Ruiz Secretary
- Guillermo Meaza Rodríguez Committee member
Type: Thesis
Abstract
Una de las principales funciones de la Biogeografía Aplicada es la valorativa, que trata de evaluar el estado actual del paisaje y la vegetación para su valoración cualitativa de cara a su protección, ordenación y gestión. En los últimos años ha existido un gran impulso en la realización de diversos tipos de planes y diferentes ordenaciones. Dentro de estas planificaciones se hace indispensable analizar y diagnosticar la calidad del medio, fundamentalmente del medio biótico y, a la vez, generar objetivos y alternativas que lleven a una gestión más sostenible, efectiva y eficaz. Al respecto, la metodología LANBIOEVA (Landscape Biogeographic Evaluation) se configura como una herramienta metodológica potente y perfectamente viable para analizar, diagnosticar y realizar propuestas de gestión. Trascurridos más de 30 años de su aplicación, se han inventariado y evaluado gran cantidad de diferentes formaciones a escala global. Años en los que se han estudiado ámbitos tan diferentes como la zona boreal escandinava y la mediterránea chilena o en condiciones bioclimáticas tan distintas como el híper húmedo templado de Artikutza, el semidesértico de la Caatinga brasileña o el mediterráneo húmedo de Croacia. Sectores protegidos que se reparten desde el Parque Natural de Larra en el Pirineo navarro hasta territorios fuera de protección y terriblemente amenazados como el caso del bosque esclerófilo con palmeras (Jubaea chilensis) de Valparaíso, Chile. Unidades o formaciones totalmente culturales, antrópicas o artificiales como los prados mesófilos del Collsacabra en Girona, paisajes forestales con mayor grado de naturalidad como son las selvas de Nicaragua; zonas elevadas como los pinares de pino negro (Pinus uncinata) del Pirineo o los cupresales de la cordillera (Austrocedrus chilensis) en los Andes, hasta las unidades sumergidas durante cierto tiempo, por influjo de las mareas, dentro de la reserva de la biosfera de Urdaibai. También se han realizados trabajos en la zona de Huidobro, en Burgos, de cara a la gestión de los distintos paisajes forestales dentro del Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, entre muchos otros, incluso algunos hoy en día en estudio o pendientes de publicación. Siendo evaluadas, por esta metodología, más 200 formaciones o paisajes vegetales. La presente tesis doctoral se enmarca en un trabajo de investigación de la metodología LANBIOEVA y su aplicación, se pretende realizar un ejercicio de análisis crítico de cara a valorar todo el trabajo realizado, los resultados obtenidos y su aplicabilidad dentro de la biogeografía en particular y la ordenación y gestión del territorio en general. En esta ocasión la metodología se aplica a la provincia de Ciudad Real y, en concreto, a un paisaje plenamente cultural como es la dehesa. El objetivo fundamental es comprobar las diferencias de valoración de dos paisajes concretos: por una parte, la dehesa mediterránea (intensificada o no) y, por otra, aquellos retazos de vegetación que no hayan sido gestionados o modificados durante los últimos años y que, por tanto, respondan a las condiciones “potenciales” de la dehesa. Analizar hasta qué punto este abandono e intensificación y, con todo ello, pérdida del paisaje tradicional de dehesa, puede resultar pernicioso o negativo para diferentes aspectos. También se ha querido abordar una comparativa entre los paisajes característicos de dehesa y aquellos de monte mediterráneo que responderían al abandono de las primeras y, por pura sucesión vegetal, su recuperación hacia bosques con mayor componente natural y menor cultural. En el otro extremo, también se quiere testar hasta qué punto se pierden valores de todo tipo cuando una dehesa tradicional es sometida a un grado de intensificación tal que pierde buena parte de sus funciones a excepción de la productiva. De hecho, en los últimos años estas están siendo las dos dinámicas que están dando al traste con grandes sectores de dehesa: la intensificación y/o su abandono y, con ello, la regeneración vegetal hacia el monte mediterráneo. Es una metodología versátil y otorga resultados estándares fáciles de aplicar e interpretar de cara a una correcta y jerárquica gestión de los paisajes vegetales de los territorios analizados, diagnosticados y valorados. Descansa en dos conceptos valorativos: Interés de Conservación (INCON) y Prioridad de Conservación (PRICON) que constituyen eslabones diferenciados, pero estrechamente ligados del sistema operativo. El Interés de Conservación (INCON) se calibra en función de criterios de orden natural y cultural. Los de orden natural (INNAT) se fundamentan en parámetros fitocenóticos (INFIT= diversidad, naturalidad, madurez y regenerabilidad espontánea), territoriales (INTER= rareza, endemicidad, relictismo, carácter finícola), mesológicos (INMES= funciones geomorfológica, climática, hídrica, edáfica y faunística) y estructurales (INEST= riqueza por estrato, cobertura por estrato, riqueza de microhábitats y conectividad espacial) que informan de los atributos intrínsecos de la flora y de la vegetación, de sus pautas corológicas, de su relación con el resto de los elementos del ecogeosistema y de su estructura; los de carácter cultural (INCUL), por una parte tratan de cuantificar el interés patrimonial (INPAT) (etnobotánico (ETNO), percepcional (PER) y didáctico (DID) de la vegetación) y, por otra, el valor estructural cultural (INCULEST) (valor fisionómico estructural (FISEST) y valor cultural estructural(INCULEST)). La Prioridad de Conservación (PRICON) constituye un concepto solidario pero sustancialmente diferente al del Interés de Conservación (INCON), ya que está ligado al factor de amenaza (AM), por el que se multiplica. Éste, a su vez, deriva de la suma de coeficientes de presión demográfica (DEM), accesibilidad-transitabilidad (ACT) y amenazas alternativas (ALT) sobre la integridad de una determinada agrupación y/o paisaje vegetal. La Prioridad de Conservación está, pues, expresamente ideada para un diagnóstico claro y operativo sobre cuáles son los espacios que deben ser priorizados cara a su protección. Los resultados son prometedores hablando del alto interés de las dehesas a partir de valores naturales y culturales, mostrando cifras muy parecidas a las formaciones boscosas mejor conservadas dentro del ámbito ibérico, son formaciones de gran calidad ambiental, ecológica, social y paisajística; con una riqueza biológica que debe ser conservada, una buena valoración y evaluación así lo verifica. Por su parte, el monte mediterráneo muestra valores muy similares, pero con una reducción en los valores culturales y estructurales. La convivencia entre las dos formaciones, pero también la recuperación de importantes sectores de monte mediterráneo son dos de las propuestas de gestión que se obtienen como consecuencia de los datos y análisis llevados a cabo. El gran peligro lo supone la intensificación de la dehesa en dos direcciones, poniéndola en cultivo intensivo (cereal, cultivos arbóreos como el pistacho o el almendro, etc.) o el sobrepastoreo. En estos dos casos los valores caen drásticamente. El gran problema es que los sectores de dehesa mejor conservados están convirtiéndose precisamente en dehesas intensificadas con lo que están perdiendo gran parte de los valores que los caracterizaban. Al respecto, se abren importantes vías de investigación, no sólo a escala regional o nacional, sino internacional puesto que, aunque no se les denomine dehesas, a lo largo y ancho del mundo existen formaciones claramente culturales que combinan la utilización y gestión del bosque de una manera muy similar a la de la dehesa de manera que se mantienen una alta calidad natural y una explotación agraria secular y, en muchos casos, perfectamente sostenible (cerrado, caatinga, montado, etc.).