Prensa económica¿ángel o demonio? De la democracia a la actualidad

  1. SORIANO LLOBERA, JUAN MANUEL
Dirigida por:
  1. Adolfo Sánchez Burón Director/a
  2. Sara Mª Llovera Laborda Codirector/a
  3. Juan Alfonso Cebrián Díaz Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad Camilo José Cela

Fecha de defensa: 05 de octubre de 2012

Tribunal:
  1. Francisco Javier Maqueda Lafuente Presidente/a
  2. Marián de la Morena Taboada Secretario/a
  3. Manuel Flores Caballero Vocal
  4. Mario Barquero Cabrero Vocal
  5. Jesús Mendez Mateo Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 363860 DIALNET

Resumen

Estelle M. Phillips y Derek S. Pugh, autores del libro “La tesis doctoral, manual para estudiantes y directores” (editorial Bresca Profit, 2008) (1) explican de esta forma los motivos por los que una persona decide preparar un doctorado: “Al principio uno de los objetivos más corrientes es el deseo de contribuir significativamente al campo elegido. En estos casos los estudiantes se han ido interesando especialmente en un tema durante los estudios antes de licenciarse (o quizás mientras trabajaban en su profesión) y desean añadir algo al estado actual del conocimiento.”. Más adelante, los autores citan otro motivo que invita a abordar el trabajo que supone la realización de una tesis doctoral. “Otra razón para intentar obtener un doctorado después de haberlo hecho bien a nivel de licenciado es sencillamente, aceptar la oferta de una beca como forma de empleo y sin tener ningún objetivo real para su carrera. Todos estos motivos están muy alejados de la visión idealista de un estudiante de doctorado, como alguien dedicado a hacer progresar el conocimiento y que es merecedor en potencia de convertirse en un experto indiscutible en un campo dado.”. Posiblemente en el caso de este doctorando el motivo principal coincide plenamente con el expresado en el primer párrafo, es decir, contribuir en la medida de las posibilidades a plantear una tesis sobre el campo del periodismo económico y financiero, que si bien en los últimos años ha tenido una especial progresión, en la época en la que situamos los elementos principales de esta tesis era una especialidad menos reconocida, con poca especialización y que ocupaba, en muchos casos, espacios residuales en la prensa. Digo la prensa, entendiéndose como prensa escrita, ya que lo que ahora nos parece habitual como es la presencia de programas, tertulias y debates económicos en medios audiovisuales, entonces era algo desconocido. La falta de especialización de buena parte de los periodistas, cronistas y gacetilleros de la época de los 70 y 80 que escribían de temas económicos, fue posiblemente un elemento necesario para argumentar la tesis que quiere reflejar este trabajo. Concretamente que el periodismo económico fue “héroe” o “villano” en función del servicio público que prestó a favor o en contra de determinadas circunstancias. Lo cierto es que sin ese concurso, hechos que ahora valoramos con el paso de los años con una óptica más crítica, no se hubieran producido o, por lo menos, no en la intensidad en que sucedieron. (1) Estelle M. Phillips y Derek S. Pugh, en “La tesis doctoral, manual para estudiantes y directores” (editorial Bresca Profit, 2008). Me refiero a la amplificación de noticias, principalmente en los medios de prensa, que contribuyeron a generar un clima de falsas expectativas respecto a determinadas circunstancias económicas en beneficio de unos pocos. A lo largo de este trabajo refiero datos, protagonistas y circunstancias concretas en las que el periodismo fue un elemento necesario para difundir acontecimientos económicos-financieros que, en algunos casos, afectaron directamente a la sociedad, es decir a sus ciudadanos. Con la firmeza que mantengo lo dicho anteriormente, también afirmo que ello obedeció más a la poca formación en temas económicos que a malas intenciones. En cualquier caso este vehículo, la prensa, fue utilizada como un “arma” por financieros y especuladores con pocos escrúpulos que vieron en los medios de comunicación una fuente de distorsión de noticias que sólo perseguían un beneficio económico de los interesados. Que para ello se menoscabara el prestigio de la prensa, su importancia en la sociedad, que se crearan perjuicios económicos a inversores de buena fe, era lo de menos. Lo demás, llenarse los bolsillos con operaciones bursátiles especulativas. Naturalmente en todos estos episodios no se puede ocultar el papel poco valiente y menos decisivo de los órganos supervisores de la Administración, que asistían casi como “invitados de piedra” a capítulos especulativos de una historia no tan lejana. Decía el periodista Feliciano Baratech Sales en su libro “Información y sociedad” (2) que “La prensa es el reflejo de la sociedad. En una sociedad más documentada, prensa más formada”. Ni mucho menos vamos a criminalizar el papel de la prensa económica del momento. Pese a los limitados conocimientos que atesoraban los cronistas de época, su voluntad, profesionalidad y buena fe informativa era una realidad. Como pasa en otros órdenes de la vida, las excepciones son las que más recordamos. Por ello es de justicia rendir desde aquí un modesto homenaje a aquellos periodistas de la época que, con medios casi rudimentarios, intentaban hacer una labor meritoria en el campo de la economía y las finanzas españolas. Tampoco podemos olvidar que eso mismo había sucedido antes y después en otros países, próximos y lejanos, mucho más avanzados que nosotros en esta temática. El país más poderoso del mundo, los EE.UU., ha sido el espejo en el que no hay que mirarse en cuanto a casos de corrupción, ya que la publicación de informaciones a sabiendas de su incerteza, también constituye corrupción. (2) Baratech Sales, F. “Información y sociedad”. Editorial Planeta 1999 (colección Temas Económicos) Por ello hemos de enmarcar el objeto de esta tesis en una simple aproximación a este tema, fijándolo en una determinada época de la evolución económica española, aportando el testimonio del autor que durante aquellos años tuvo la oportunidad de participar en medios informativos del momento y conocer hechos y circunstancias que me permiten mantener las afirmaciones que contiene este trabajo. Decía Sonia Franco en su libro “Los señores de la prensa” (3) que una cosa son los intereses que puedan existir entre periodista y noticia, y otros aquellos intereses ocultos que mueven los hilos de los grandes grupos de comunicación”. Finaliza la autora este apartado aseverando que “es difícil conocer la finalidad con la que actúan quienes ostentan el poder mediático”. Sin embargo, no puedo dejar de referirme al momento de cambio, revolución o reconversión – que cado uno lo sitúe en su medida – que está que está sufriendo el periodismo, entendido como una actividad global. El sector de la comunicación está inmerso en un momento clave para su futuro. Sacudido por la crisis general y por los retos tecnológicos, de los que hablaremos en un capítulo posterior, sufre su crisis más profunda: la de su identidad. Los recortes de presupuestos de los medios públicos y privados, especialmente significativos en el periodo 2009-2012, y la caída de ingresos publicitarios – según Infoadex, ésta alcanza el 31% - ha supuesto en algunos casos un golpe mortal para determinados medios, que han cerrado tras su puesta en marcha hace poco más de tres años. Este fue el caso, al que me refiero más adelante, por ejemplo, del diario Público. Son tiempos de supervivencia y de adaptación a los cambios tecnológicos. En medio de todo este proceso el periodista se pregunta hacía dónde va su profesión. Los cierres de Público y del gratuito ADN, ambos en el primer trimestre de 2012, no han sido la excepción. Han desaparecido también en los últimos tiempos grandes nombres de periodismo europeo como France Soir o La Tribune en Francia. Otras cabeceras de prestigio como Urban en Dinamarca y Het Volk en Flandes, han cerrado definitivamente sus puertas. Si cruzamos el mapa en los EEUU han desaparecido en los últimos dos años cabeceras, la mayoría de gran prestigio, como Christian Science Monitor de Boston o el Seattle Post-Intelligencer. En total en los EEUU han cerrado más de 200 diarios desde 2009. No hace falta insistir más en las cifras porque la situación de la prensa, especialmente escrita, es de dominio público. Todo el mundo sabe que la situación es insostenible y hay que hacer un paso adelante para que el diario en papel pase a ser secundario, una especie de producto para minorías, mientras las ediciones digitales crecen y conquistan el espacio. (3) Franco, Sonia. “Los señores de la prensa”. Editorial Alienta, 2012 Todo este panorama global incide directamente en el papel de los periodistas como generadores y transmisores de noticias. La intencionalidad de las mismas y la repercusión que pueden acarrear en una sociedad cambiante, es uno de los objetivos que forman parte de este trabajo. A lo largo de los próximos capítulos se refieren una serie de hechos, algunos de los cuales muy recientes, que demuestran el importante papel que la prensa ha tenido, y tiene, en la orientación de determinados acontecimientos. La exposición y el estudio de las consecuencias de los mismos, están en cada uno de los capítulos. Son sólo unos cuantos, pero suficientemente significativos, del poder real de los medios de comunicación. En este caso y por la temática de esta tesis, están focalizados en el área de la prensa económica y financiera, si bien sería trasplantable a otros ámbitos de la sociedad que también han sido escenarios de manipulaciones de la más variada especie al hilo de intereses, en muchos casos no descubiertos. No puedo finalizar esta introducción sin hacer mención al agradecimiento a los numerosos testimonios que me han permitido rememorar y fijar los principales acontecimientos de aquel entonces. Muy especialmente mi reconocimiento a compañeros de profesión en estas lides del periodismo económico, operadores del mercado de entonces, inversores, supervisores públicos, editores y responsables de fondos editoriales que me han permitido “rescatar” algunos de los documentos que reproduzco en este trabajo para mayor comprensión del mismo. Como decía Jaime Ruíz Cabrero en la presentación del libro del profesor Antonio Argandoña “Crisis y reforma del mercado de valores” (4), “la utilización de la información financiera ha posibilitado la calificación de los mercados de valores como barómetro de la economía, y el mercado ha sabido sobreponerse a cualquier intento de manipulación informativa”. Finalizo esta introducción con un pensamiento antiguo pero que hoy está más vigente que nunca. Lo pronunció John Adams (5), uno de los padres fundadores de los EEUU: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es la espada, la otra es la deuda”. Los hechos han dado la razón a Adams y nuestro mercado comunitario es el ejemplo más claro que puede existir de esa afirmación en este verano de 2012.