Las políticas de responsabilidad social empresarial como método de creación de valor. Un estudio de casos

  1. Escamilla Solano, Sandra
Dirigida por:
  1. Camilo Prado Román Director/a
  2. Itzíar Jiménez Barandalla Director/a

Universidad de defensa: Universidad Rey Juan Carlos

Fecha de defensa: 16 de mayo de 2012

Tribunal:
  1. Encarnación González Vázquez Presidente/a
  2. María Luz Martín Peña Secretario/a
  3. Ana Belén Alonso Conde Vocal
  4. Mónica Gómez Suárez Vocal
  5. Txomin Iturralde Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 338159 DIALNET

Resumen

La presente Tesis Doctoral tiene su justificación en la importancia de la responsabilidad social empresarial como método de creación e valor. El debate suscitado a mediados del siglo pasado sobre la asimilación de responsabilidades que van más allá de las legalmente exigidas, han comenzad a consolidarse en la primera década del siglo XXI. La brecha de confianza abierta entre la Sociedad y la Empresa, derivada de una gestión ineficiente (no control de costes, gestión medioambiental reactiva, etc.), la insatisfacción de la sociedad por la concentración de poder que han adquirido las empresas y la aparición de numerosos escándalos (BANESTO (1993), SUMOTONO(1996), ENRIB(2001), MERK(2002), WORLCOM (2002), AIG (2008),MADOFF (2009) Y NIKE (1991), ADIDAS(1991), TOTYOTA(2008), BP(2010), APPLE(2012)), ha producido que surjan nuevas formas de gestión. Si bien el término de RSE se ha acuñado prácticamente en las últimas décadas del siglo XX, la relevancia académica y empresarial se ha producido en la primera década del siglo XXI, donde la misma ha supuesto la aparición de una nueva forma de hacer negocios. Bajo este nuevo paradigma las empresas empiezan a priorizar el valor social y medioambiental sobre el económico, e incluso compatibilizarlos. Ya desde 1920 las empresas empezaron a realizar prácticas de beneficencia que podrían catalogarse como actitudes filantrópicas de RSE. Si bien el primer antecedente de la acuñación del concepto data de 1916 con la aportación que realiza Jean Maurice Clark, se empieza a incluir el concepto de solidaridad y preocupación social dentro del mundo empresarial. No es hasta que Howard Bowen en 1953 cuando se comienzan a dar las primeras pinceladas al concepto de RSE, en cuanto a la interacción que tiene la empresa y la sociedad, considerando que la función de la empresa no es únicamente económica sino que debe atender las necesidades de los grupos de interés de los que se rodea. Será Milton Friedman (1972) quien considere que la rentabilidad de la empresa es incompatible con las preocupaciones sociales, es decir, que el único objetivo de la empresa debe ser maximizar el beneficio y actuar en interés de los accionistas. Autores como Steiner (1975), Sehti (1975), Carroll (1979), Drucker (1984), Husted y Allen (2000), Porter y Kramer (2003). De la Cuesta y Valor (2003), Kliksberg (2006), Olcese (2008) entre otros, serán quienes defiendan la asunción de forma voluntaria de preocupaciones sociales y medioambientales en la estrategia de la empresa como fuente generadora de ventajas competitivas, y creadores de valor. La concepción de la empresa como un ente social (Merigot 1992; Navarro, 2008) y la Teoría de los grupos de interés de Freeman (1984)permitió introducir el rol empresa-sociedad a los grupos que afecta o se ven afectados por la actividad que desarrolla la misma. La evolución de los propios modelos de gestión empresarial hace que la maximización del beneficio no sea el único objetivo a perseguir, sino que sea la maximización del valor para la empresa la que pase a tener un mayor peso (Súarez 1976; Porter 1987; Díez y López 2001; Kaplan y Norton 2002). Bajo el enfoque de que la maximización de valor hace mejor a la sociedad, junto con los avances digitales y tecnológicos, la globalización y la innovación de productos y servicios hace que el modelo de gestión de creación de valor para el siglo XXI se caracterice por la importancia que tienen los grupos de interés. Teniendo en cuenta la importancia que ha adquirido en las últimas décadas el concepto RSE dentro de la gestión empresarial, el mantenimiento de una actitud proactiva en la gestión medioambiental, así como una buena gestión de la dimensión económica y social conducirá a crear valor para las empresas y sus grupos de interés.