El proceso de neolitización en el interior peninsularla submeseta norte y el alto valle del ebro. El análisis de la cerámica como herramienta interpretativa

  1. García Martínez de Lagrán, Iñigo
Dirigida por:
  1. Alfonso Alday Ruiz Codirector/a
  2. Manuel Á. Rojo Guerra Codirector/a
  3. Rafael Garrido Pena Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 26 de marzo de 2012

Tribunal:
  1. Germán Delibes de Castro Presidente/a
  2. Fernando Romero Carnicero Secretario/a
  3. Antonio Faustino Carvalho Vocal
  4. Joan Bernabeu Aubán Vocal
  5. María del Pilar Utrilla Miranda Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El proceso de neolitización y el Neolítico Antiguo son dos de los temas más estudiados y debatidos en los últimos años en la Prehistoria reciente peninsular. Los diferentes proyectos de investigación, la arqueología de gestión, la realización de diferentes reuniones, workshops y congresos, junto con una notable producción bibliográfica mantienen un debate que, lejos de atenuarse, presenta una excelente salud. Una de las principales consecuencias de esta situación ha sido la incorporación, en las últimas décadas, del Interior Peninsular a este debate. En la actualidad, cualquier investigador de este tema puede afirmar que este amplio territorio ocupa un lugar destacado y crucial en lo referente a la neolitización de Iberia, aunque no siempre fue así. Durante la práctica totalidad del siglo XX, los estudios sobre el Neolítico peninsular centraron su atención en la zona levantina y andaluza que se erigieron como los focos primigenios y originarios de la neolitización del resto de la geografía. En consecuencia, las otras zonas peninsulares fueron consideradas como retardatarias, marginales y dependientes de aquellas en el desarrollo de este proceso histórico. Esta situación comienza a cambiar a partir de la década de los ochenta, en primer lugar con la forja del término ¿Neolítico Interior¿ por parte de Fernández-Posse (1980), que ponía de manifiesto una serie de características compartidas por los yacimientos de esta época en este amplio territorio. Posteriormente, a finales de esta misma década, el desarrollo de la llamada ¿Arqueología de las Autonomías¿ promovió la realización de inventarios provinciales y cartas arqueológicas que constataron la existencia de un registro neolítico destacado y aumentaron considerablemente el número de yacimientos. Pero, sin lugar a dudas, el salto cualitativo y cuantitativo más importante se produjo a partir de los años noventa con la puesta en marcha de diferentes proyectos de investigación dirigidos y desarrollados desde distintas universidades y, en algunos casos concretos, desde servicios de patrimonio. En el territorio de nuestro estudio, la Submeseta Norte y el Alto Valle del Ebro, esta transformación estuvo protagonizada por la Universidad de Valladolid, la Universidad del País Vasco y el Servicio de Patrimonio del Gobierno Foral de Navarra. En resumen, los últimos años han supuesto un incremento cuantitativo y cualitativo exponencial en lo referente a los datos sobre la neolitización en el Interior, especialmente en la Submeseta Norte y en el Alto Valle del Ebro, hasta tal punto que no sólo es posible su estudio particular sino, también, dilucidar su importancia a nivel peninsular. Por fortuna, y gracias a la desinteresada colaboración de diferentes investigadores citados anteriormente, y a la dirección del profesor Manuel A. Rojo Guerra, hemos tenido la posibilidad de acceder a la práctica totalidad de estos datos y, especialmente, a las colecciones cerámicas, lo que ha posibilitado enormemente nuestro trabajo. Al mismo tiempo, y desde un punto de vista interpretativo, ambas zonas presentan características particulares si las observamos desde el prisma de este proceso histórico. Por un lado, en el Alto Valle del Ebro, tenemos una destacada presencia mesolítica anterior, y, por otro, en la Meseta, parecen desarrollarse procesos más evidentes de colonización ex novo. Estaríamos, por tanto y a priori, ante la posibilidad de estudiar conjuntamente situaciones distintas de un mismo proceso. Estos últimos párrafos conforman dos de las causas principales por las que hemos decidido estudiar el proceso de neolitización en el Interior Peninsular: la disponibilidad de una gran cantidad de datos novedosos, y la constatación de que estudiamos territorios complementarios desde el punto de vista del registro y la interpretación. Por lo tanto, el principal objetivo de este trabajo ha sido realizar un estudio sintético del conjunto de datos disponibles a partir de las investigaciones de los últimos años, centrándonos especialmente en la cerámica. Resumiremos a continuación los diferentes capítulos que conforman el mismo. Tras la introducción, en el capítulo 2, hemos estudiado los modelos y propuestas de neolitización que se han planteado en Europa y en la Península en las últimas décadas. Como se podrá ver, de la práctica totalidad de todos ellos, hemos extraído ideas, conceptos y modelos válidos para nuestro trabajo que, en este sentido, podríamos calificarlo como ecléctico. La última parte de este capítulo está dedicada a una cuestión que hemos considerado de gran importancia, a saber, los marcos teóricos de los modelos planteados y el concepto de Neolítico que utiliza cada investigador. En nuestra opinión, estas cuestiones han protagonizado, en ocasiones de una manera velada, el debate sobre este proceso, especialmente en lo referente a las definiciones de determinados contextos y a las características subsistenciales de los grupos implicados. Desde el punto de vista teórico, expondremos una serie de críticas a los modelos de corte histórico-cultural (tanto difusionistas como autoctonistas), marxista y postprocesual. Pese a estos comentarios cada uno de ellos presenta una serie de ideas y conceptos de gran interés que hemos asumido como nuestros, por lo que desde el punto de vista teórico nuestra postura también puede considerarse ecléctica. El tercer capítulo se ha dividido en tres grandes apartados mediante los cuales hemos intentado exponer las principales características del registro disponible que suponen la base fundamental de cualquier tipo de interpretación. Con el objetivo de caracterizar las distintas realidades y grupos inmersos en la neolitización hemos separado el estudio de los últimos cazadores-recolectores (Apartado 3.I) y de las primeras comunidades neolíticas (Apartado 3.II). En el primer caso analizamos a las comunidades mesolíticas del Valle de Ebro comenzando por la consideración como ¿contextos mesolíticos con elementos neolíticos¿ de determinados niveles y yacimientos que en la bibliografía aparecen definidos como ¿neolíticos¿. Tal vez ésta sea una de las partes más controvertidas del texto, pero la asunción de nuestro concepto de Neolítico, la cronología y las características del registro nos conducen a esta definición. En el resto de este epígrafe hemos centrado nuestra atención en el desarrollo de una posible complejidad socioeconómica en el seno de estos grupos y en especial en lo referente a la explotación del medio y a un posible determinismo ambiental en su evolución (Evento 8.2 ka). Finalmente, hemos discutido sobre la relación de estas comunidades con el proceso de neolitización y cómo su evolución social y económica pudo afectar en la aceptación y desarrollo de la implantación de la agricultura y la ganadería. El segundo apartado de este capítulo 3 se centra en la definición y caracterización de las primeras comunidades neolíticas del Interior Peninsular. Debido al concepto de Neolítico antes comentado y a la asunción de diferentes ideas de distintos modelos de neolitización, consideramos que la implantación de la agricultura y la ganadería supuso una transformación radical desde el momento de su establecimiento. En consecuencia, no defendemos un proceso de neolitización lento y paulatino, protagonizado, en exclusiva, por los grupos indígenas locales. De este modo, analizamos los yacimientos, el poblamiento y el territorio, los modos de subsistencia, los materiales arqueológicos, el mundo ritual y funerario, la cronología y la organización social de las primeras comunidades productoras para constatar que el Neolítico Antiguo en este territorio tiene una identidad propia que lo diferencia del Mesolítico Final y que asienta la bases para futuras transformaciones que tienen en el Neolítico Medio y en el Megalitismo su principal exponente. La parte final de este capítulo (Apartado 3.III) se dedica al estudio de la cerámica de un amplio catálogo de yacimientos que abarca desde contextos mesolíticos con cerámica, a yacimientos plenamente neolíticos de la segunda mitad del VI milenio cal AC, pasando por los grupos pioneros del primer Neolítico peninsular. El estudio de la alfarería lo hemos dividido en cuatro grandes aparatados. En el primero hacemos un repaso de las características generales de estas colecciones y en especial su relación con los tipos de yacimientos y con las estructuras dentro de los mismos. Posteriormente, nos centramos en la Tipología, en la Tecnología y en la Decoración. Finalmente hemos expuesto un apartado de paralelos y hemos concluido el capítulo 3 con la definición de posibles estilos dentro del Neolítico Antiguo del Interior, y de la Península en general. En este sentido se puede observar que durante la segunda mitad del VI milenio cal AC y las primeras centurias del V milenio, en España y Portugal aparecen dos grandes estilos diferentes, el cardial en las zonas costeras, y un estilo particular en el Interior que, si bien presenta características comunes, también exhibe particularidades regionales. Sin duda alguna esta constatación está directamente relacionada con el proceso de neolitización de toda la Península caracterizado por una relativa rapidez y por la presencia de fenómenos de colonización a pequeña escala. En suma, con esta tesis hemos pretendido caracterizar el proceso de neolitización en la Submeseta Norte y en el Alto Valle del Ebro, teniendo como base el estudio detallado de sus colecciones cerámicas, cuyas conclusiones nos servirán para defender un desarrollo histórico dinámico, variado, complejo y rápido. Asimismo, la comparación con otras zonas ha servido para enriquecer el panorama peninsular y para constatar que este confín occidental de Europa es un reflejo a pequeña escala de la enorme variedad de situaciones y procesos que se producen en todo el continente.