Jorge Oteiza y el arte jondo

  1. PAVO CUADRADO, DAVID
Dirigida por:
  1. Ana Arnaiz Gómez Director/a
  2. Isusko Vivas Ziarrusta Director/a

Universidad de defensa: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea

Fecha de defensa: 26 de junio de 2020

Tribunal:
  1. María Antonia Raquejo Grado Presidente/a
  2. Xabier Laka Antxustegi Secretario/a
  3. José Javier León Sillero Vocal
  4. Maribel Doménech Ibáñez Vocal
  5. Javier Elorriaga Orive Vocal
Departamento:
  1. Escultura y Arte y Tecnología

Tipo: Tesis

Teseo: 152730 DIALNET

Resumen

Jorge Oteiza alude al arte jondo en dos de sus libros en los que ensaya una interpretación estética: ¿Goya mañana. El Realismo Inmóvil. El Greco. Goya. Picasso¿ (1946-1997) e ¿Interpretación estética de la estatuaria megalítica americana¿ (1952). La extrañeza que a priori puede generar la inclusión de esta expresión en repetidas ocasiones ¿hasta 20¿ lleva a preguntarse por los motivos que propician su interés y el sentido con el que la utiliza en su pensamiento estético.Las experiencias vinculadas a lo jondo se constatan a lo largo de la vida del escultor. Sin embargo, es en 1946, en Bogotá, durante su estancia de trece años en Suramérica (1935-1948), cuando algunos sucesos vinculados al flamenco y la tauromaquia, paralelos al estudio que sobre Francisco de Goya realiza con motivo del bicentenario del nacimiento del pintor, desencadenan las primeras referencias al arte jondo.Este interés se inscribe a la necesidad y propósito de creación de un arte nuevo universal en América en un momento histórico y cultural que concibe de crisis mundial. Un arte configurado a partir de una doble raíz: la raíz americana, basada en la cultura megalítica localizada en San Agustín, en el macizo central de los Andes, en Colombia, que defiende frente a las teorías arqueológicas como fundacional y creadora de los primeros resultados estéticos y mitos de salvación en América, junto con los resultados contemporáneos del muralismo mexicano; y la raíz europea, basada en la pintura de la tradición española conservada en el Museo Del Prado, donde destaca las obras de El Greco y Francisco de Goya, retrayendo estos resultados estéticos del denominado `realismo español¿ al arte prehistórico parietal en las pinturas paleolíticas de las cuevas de Altamira o Lascaux y avanzándolo hasta su contemporáneo Pablo Picasso.La correspondencia entre estas dos ¿líneas rojas del realismo metafísico¿ ¿según las refiere¿ es la originalidad de sus resultados creadores, por inventar un fundamento plástico, como cultura inaugural sin antecedentes en el caso del megalitismo andino o contra la tradición agotada en el de la pintura española, al que denomina plástica pura o arte abstracto y que concibe ineludible para la definición del ser estético, que también enuncia como estatua, resultado de la operación creadora.Se enmarca en sus estudios coetáneos sobre una Estética Objetiva, con la que busca dotar al arte de herramientas operativas que permitan dar cuenta de una configuración ontológica como estructura constitutiva interna de sus resultados. Lo formula mediante una Ecuación existencial o Ecuación estética molecular a la que posteriormente suma una Ley de los cambios para los procesos artísticos.El arte jondo es enunciado por Jorge Oteiza como un momento ineludible que surge en la fase de expresión del proceso creador de todas las culturas. Su relevancia se sostiene en la producción, tras un tiempo de necesaria elaboración naturalista o aestética con el paisaje, de los primeros fundamentos plásticos y definiciones estéticas, como invención, suponiendo resultados de originalidad creadora que configuran los mitos salvadores. Este tiempo de creación lo denomina superrealismo, por corresponderse con resultados cuya completud estructural alcanza a producir un acontecimiento estético que concibe de realismo superior o superrealidad. La urgencia creadora, determinada por el sentimiento trágico, y la angustia existencial, condicionada por el límite ineludible que impone la muerte, obliga a operar en este momento con desesperación por encontrar la solución definitiva a través del arte.Los resultados son los inéditos del arte jondo, enunciados también como Disparate creador en deferencia a ¿Los Disparates¿ de Francisco de Goya y ¿Don Quijote de la Mancha¿, productores de máscara estética en tanto que fusionan el rostro del creador y los rostros sagrados del paisaje: artefacto del que se sirve en débito con el arte indígena primitivo y por su relevancia en movimientos de vanguardia de comienzos del siglo XX como el cubismo. Su cualidad es de Realismo Inmóvil por la inmovilización obligada de sus elementos constituyentes y de carácter popular por definir el fundamento abstracto común de un tiempo histórico y la cosmovisión de un pueblo.El arte jondo se extiende a lo largo de la vida de Jorge Oteiza a otros intereses como la cultura minoica, la mitología de Creta con la leyenda del Laberinto y el Minotauro, la pintura en cuevas de la cornisa cantábrica como Altamira, Ekain, Lascaux, Mas d¿Azil o Trois Frères, el megalitismo europeo con el crómlech microlítico pirenaico y el crómlech compuesto de menhires y trilitos de Stonehenge, o la mentalidad original del vasco en el preindoeuropeo y su creación de los primeros mitos de Europa a partir del estudio que realiza sobre las raíces somáticas del euskera.En todos los casos Jorge Oteiza trata las claves de la configuración estética y los procesos creadores, como actividad que transforma al artista y de la que deviene sujeto político y emancipado del arte para la actividad en la vida: todo lo cual se pone en relación con su propio proceso creador y conclusión de la escultura como expresión a través de su Laboratorio experimental (1948-1958) y evolución de una estatua inicial, como masa cerrada, a una conclusiva, como transestatua con desocupación del espacio o creación de vacío, donde lo definido en los momentos de lo jondo se mantiene como resonancia en los resultados finales del proceso experimental.La Tesis doctoral desarrolla estas claves del pensamiento estético de Jorge Oteiza apoyándose en material del archivo personal del escultor conservado en la Fundación Museo Jorge Oteiza (Alzuza, Navarra), incluyendo documentación inédita que se trata y difunde mediante el estudio, la transcripción y/o la reproducción facsimilar.