Análisis del juego social en el mono aullador (Alouatta palliata) bajo diferentes condiciones socioambientales

  1. Asensio Herrero, Norberto
Dirigida por:
  1. Joaquín José Veà Baro Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 10 de julio de 2003

Tribunal:
  1. Francisco Braza Lloret Presidente/a
  2. Fernando Peláez del Hierro Vocal
  3. José Ramón Sánchez Martín Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Según el modelo biológico la función de los comportamientos que realizamos los seres vivos es la de adecuarse al máximo a las características del medio físico y social en el que vivimos. En otras palabras: vivir más y tener más descendencia (fitness biológico). Sin embargo, en algunos comportamientos no parece exisitr una inmediatez clara en su significado biológico. El estudio del juego en los animales presenta este problema (Fagen, 1981). A pesar de que desde diversos ámbitos de las ciencias del comportamiento se defiende la función del juego en el desarrollo, la organización social y la cognición, su estudio plantea tantos problemas teóricos que hace dificil encontrar una verificación empírica evidente (Loizos, 1967). La dificultad de su estudio comienza al no exisitr un consenso para aceptar una definición única, existiendo una variabilidad amplia en lo que se ha llamado juego (Smith, 1978). Sin embargo, existen algunas características del juego que generalmente son aceptadas como criterio para identificarlo, por ejemplo su plasticidad, variabilidad y ausencia de una meta específica (Bekoff y Byers, 1998). Además, al menos de una manera intuitiva, el juego existe y los investigadores del comportamiento animal realizan estudios científicos sobre sus diferentes aspectos. Las variables sociales de demografia y composición de grupo parecen afectar al juego al proporcionar más o menos posibilidades para relacionarse, ya que los grupos grandes tienen potencialmente un mayor número de jugadores (Owens, 1975; Cheney, 1978). Por otro lado, el juego es particularmente característico de animales jóvenes, que son además un estímulo para el juego de los adultos (Mitchell, 1979), por lo que los grupos que tienen un número elevado de individuos inmaduros, teóricamente presentaran más juego frente a grupos que no. Así mismo, no existen dudas en que la expresión del juego se ve afectada por las condiciones ecológica