El registro sedimentario antropoceno de los ecosistemas costeros cantábricosprocesos de regeneración ambiental en los estuarios del Saja-Besaya (Cantabría) y del Nervión (Bizkaia)
- SERRANO GARCIA, HUMBERTO
- María Jesús Irabien Gulias Director
- Alejandro Cearreta Bilbao Director
Defence university: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea
Fecha de defensa: 07 July 2020
- Ana Pascual Cuevas Chair
- V. Villasante Marcos Secretary
- Francisco Fatela Committee member
Type: Thesis
Abstract
Desde la Antigüedad, los estuarios han constituido zonas preferenciales para el desarrollo de actividades humanas, debido, entre otros factores, a su gran riqueza biológica, sus amplias áreas para el asentamiento de las poblaciones, la agricultura y la industria, su proximidad a las fuentes de agua dulce y su fácil acceso a mar abierto. Todas estas características los han convertido en uno de los ecosistemas costeros más densamente poblados e históricamente dañados por la actividad humana. Desde la Revolución Industrial (finales del siglo XVIII y siglo XIX), y muy particularmente a partir de la Gran Aceleración (desde 1950), muchos estuarios han sido intensamente antropizados, experimentando un creciente desarrollo industrial y demográfico. Este ha sido el caso de dos de los ecosistemas costeros más degradados de la costa cantábrica oriental desde el siglo XIX: el estuario del Saja-Besaya (Cantabria) y el estuario del Nervión (Bizkaia). Sin embargo, las últimas tres décadas de su historia se han caracterizado por una disminución de la presión antrópica, así como por la introducción de nuevas políticas ambientales, lo que puede propiciar la aparición de los primeros signos de un proceso efectivo de regeneración ambiental.Dado que estos ecosistemas costeros son muy sensibles a los cambios naturales y antrópicos, en el presente trabajo se ha estudiado el registro sedimentario de ambos estuarios, con el fin de proporcionar información sobre la evolución de la calidad ambiental resultante de las actividades humanas y los eventos naturales a lo largo de su historia reciente, así como evaluar el estado actual de los posibles procesos de regeneración ambiental en curso. Para lograr estos objetivos, se ha llevado a cabo un estudio multidisciplinar de alta resolución, que incluye el análisis geoquímico de contaminantes de origen antrópico (metales pesados y As), sus propiedades fisico-químicas (susceptibilidad magnética e isótopos estables de Pb), el uso de bio-indicadores (foraminíferos bentónicos) y el análisis de distintos radiosiótopos (14C, 210Pb, 137Cs, 238Pu y 239+240Pu).En el estuario del Saja-Besaya se analizaron dos sondeos largos supramareales (17 y 31 m de longitud), tres sondeos cortos intermareales (47 ¿ 49 cm de longitud) y 22 muestras superficiales intermareales. La baja calidad geoquímica detectada y la pauperización de las asociaciones de foraminíferos bentónicos informaron que no hay una mejora efectiva en la calidad de los sedimentos, a pesar de la reducción en la presión humana desde el cierre del foco principal de contaminantes (la mina Pb-Zn de Reocín). De hecho, los datos obtenidos han demostrado que, además de las distintas industrias asentadas en la zona (Solvay, AZSA, SNIACE), la mina, ahora inundada y convertida en un lago, continúa ejerciendo un impacto ambiental negativo en el estuario.En el caso del estuario del Nervión, se analizaron seis sondeos intermareales cortos (20 cm de longitud), tres sondeos submareales cortos (52 ¿ 69 cm de longitud) y 13 muestras de superficies intermareales. Aunque la situación ambiental de este estuario continúa estando altamente degradada, en las últimas dos décadas se han detectado cambios significativos en comparación con el siglo pasado. Tanto en la bahía interior como en el canal estuarino, los sedimentos han registrado una mejora incipiente en su calidad geoquímica. Como resultado, los foraminíferos bentónicos han comenzado a recolonizar el estuario hace poco más de una década, desde la bahía hasta el estuario superior. Sin embargo, el estudio de los sedimentos de la bahía interior también ha permitido reconocer evidencias de las catastróficas inundaciones ocurridas en Bilbao en el año 1983 y ha revelado la capacidad de estos eventos naturales para volver a movilizar los sedimentos contaminados ya enterrados, con el consiguiente riesgo para los procesos de regeneración ambiental en curso.