El tiempo a secas. Estudio sobre las posibilidades creativas del aburrimiento aplicadas a la creación artística

  1. Velasco Caballero, Sergio
Dirigida por:
  1. Bartolomé Ferrando Director/a

Universidad de defensa: Universitat Politècnica de València

Fecha de defensa: 19 de julio de 2017

Tribunal:
  1. Martina Botella Mestres Presidente/a
  2. Juan Andrés Crego Morán Secretario/a
  3. Eduardo Jesús Marín Sánchez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

De la separación a la unión consigo misma, del abandono a la toma de responsabilidad interior, la conciencia humana utiliza el arte para transformarse en el aburrimiento, así como en sus vertientes históricas. Desde la antigüedad se ha referido su potencial destructor pero también cierto vínculo con la capacidad creativa humana, bien fuera considerada de origen divino o natural. Y es que parece ser que de la más virtuosa a la más banal de las actividades, el aburrimiento amenaza señalando a un misterioso vacío de sentido que reta la capacidad de la conciencia para crear significado propio. Vacío que la sociedad contemporánea teme y se afana en esquivar al negarlo mediante el mero estudio conductual de los afectados, el abandono de estos a las dinámicas de consumo y cómo no, la crítica directa hacia el fenómeno mismo del aburrimiento. Precisamente, en este último caso de proyección en la crítica encontramos el acceso a las implicaciones inconscientes de estos factores del aburrimiento. Implicaciones que desde el centro de la conciencia aburrida predisponen a su experiencia. Estas serán eminentemente la crítica, pero sobre todo el mecanismo del juicio o desvalorización subyacente que acota la realidad observada en base a impresiones personales que descartan caracteres fundamentales del fenómeno artístico en su totalidad. De esta forma el juicio no puede evitar representar al juez así como, al reducir la riqueza sensitiva de la realidad, encontrar en este juez la misma desvalorización que proyecta. Este reconocimiento creativo de la conciencia, tal como la ciencia y el arte de vanguardia recuerdan en el siglo XX, es la clave para tener una vida más creativa al permitir integrar al individuo como centro de su experiencia temporal. Más aun en el aburrimiento, cuyos efectos sobre la percepción nos lleva de un tiempo estresante que parece no acabar nunca a la suspensión temporal del instante donde todo nuestro mundo es cuestionado. El arte de vanguardia ha reflejado este recorrido hacia las profundidades del aburrimiento entre el cuestionamiento de su tiempo presente y la promesa de plenitud creadora. Por esto desde sus inicios la vanguardia lo ha interpretado desde vertientes "negativa" o "positiva", separatista o unitaria, aunque esta última haya pasado casi desapercibida. La simpatía y odio declarados por los artistas expresan de forma nítida que durante el primer periodo de vanguardia esta emoción es una encrucijada en el proceso creativo. Es en el segundo periodo cuando el aburrimiento se interpreta íntegramente. Gracias a esto el tiempo se incorpora como objeto artístico y ligado a él, el aburrimiento. Por primera vez, el aburrimiento se utiliza y muestra como una posibilidad más de la experiencia creativa y artística abierta a la interpretación, entre el desencanto separatista y la unidad consciente y espontánea por los procesos creativos. Este fenómeno gana expansión en el arte actual. Tanto las obras como las exposiciones crecen internacionalmente. Las propuestas de Kama Sokolnicka, Nargess Hashemi o Navid Nuur, entre otras, abordan una conciencia aburrida que se observa desde la cohesión totalizadora con el mundo. Por lo tanto, el aburrimiento da paso a la experiencia directa y presente de la creatividad individual. Por esto la obra ya no se mostrará necesariamente como representación de aburrimiento en unidad o separación sino más bien como un producto del aprendizaje a través de él. Los artistas ya no se preocupan en mostrar su aburrimiento porque en vez de proyectarlo sobre el mundo, han comprendido que su solución pasa por la transformación de sus percepciones.