La importancia de electrocardiograma en el examen previo a la participación deportiva del joven

  1. ERICE ECHEGARAY MARÍA BLANCA
Dirigida por:
  1. Javier Ibáñez Santos Director/a
  2. Carlos Romero Ibarra Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad Pública de Navarra

Fecha de defensa: 29 de julio de 2005

Tribunal:
  1. Felipe Miguel de la Villa Presidente/a
  2. Jaime Usabiaga Zarranz Secretario/a
  3. Esteban Gorostiaga Ayestarán Vocal
  4. Miguel Andériz López Vocal
  5. Juan Manuel Casas Fernández de Tejerina Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 132474 DIALNET

Resumen

Realizar ejercicio físico es beneficioso para la salud, pero entraña el riesgo de una muerte súbita de origen cardiovascular (MSC). Existe un debate internacional sobre el modelo óptimo de examen médico previo a la participación deportiva (EPP) para evitarla. Este se centra en la relación coste-efectividad, para la inclusión de un electrocardiograma basal (ECG). Efectivamente, el ECG (muy sensible) ofrece una baja especificidad al utilizar los criterios tradicionales de hipertrofia ventricular izquierda (HVI) para detectar la enfermedad cardiovascular más frecuentemente implicada: Miocardiopatía hipertrófica (MCH). Se planteó esta hipótesis: si existen unos criterios electrocardiográficos de HVI más específicos para el diagnóstico de MCH se podría considerar que el ECG es una técnica idónea para ser incluida en los EPP. En España no se ha estudiado la prevalencia de estas enfermedades cardiovasculares. Por esto se realizó un EPP a los jóvenes de 12 a 19 años de edad de la población de Huarte-Pamplona, según propuesto la Asociación Americana del Corazón (1996), y añadiendo un ECG basal siguiéndole modelo descrito por Corrado y col en 1998. El objetivo fue analizar la validez de este modelo de EPP y mejorar la especificidad del ECG mediante el análisis de diferentes criterios de HVI. Se estudió a 471 jóvenes (15,5 +- 2,4 años). Se detectaron 3 (0,64%) individuos con patología de riesgo al realizar deporte de competición: un síndrome de QT prolongado, un síndrome de Wolf-Parkinson-White y un caso de HTA severa (160/100 mmHg); Las dos primeras se detectaron gracias al ECG. Adversamente, con este EPP hubo 53 (11,3%) individuos con hallazgos positivos, de los que 36 fueron por criterios de ECG de HVI resultando finalmente hallazgos falsos positivos. En una 2ª fase se contrastaron estos 36 ECG con los de 31 enfermos, con diagnóstico ecocardiográfico de MCH (13,0 +- 5,1 años) y se realizó un análisis estadístico