Hacia una nueva teoría de firma

  1. Retolaza Ávalos, José Luis
  2. San Jose, Leire
Libro:
XXIII Congreso EBEN España

Editorial: Universidad Pablo de Olavide

Año de publicación: 2015

Congreso: Ética, Economía y Dirección. Asociación Española de Ética de la Economía y de las Organizaciones. EBEN (23. 2015. Sevilla)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

Parece existir un importante consenso sobre la necesaria transformación del modelo socioeconómico en clave de justicia y equidad, sin embargo resulta difícil el encontrar propuestas coherentes sobre la dirección y magnitud de tal cambio; en este empeño, junto con propuestas de carácter más macro, creemos que puede ser relevante modificar el concepto relativo a la esencia y misión de la empresa en la Sociedad, articulando una teoría alternativa de firma. Por teoría de firma puede entenderse el planteamiento conceptual relacionado con lo que es una empresa y cuál debe ser su papel en la sociedad y la economía; pudiera parecer una reflexión filosófica sin importancia, pero está en la base de todo el sistema cultural y legal que hemos establecido en torno a la empresa. En la actualidad, la Teoría de firma dominante es monista, y se centra casi exclusivamente en el valor generado para los accionistas por la empresa (Coase, 1937; 1988); dicho planteamiento se sustenta en cuatro pilares fundamentales: la teoría de derechos de propiedad (Demsetz 1967), la de costes de transacción (Coase, 1960; Williamson, 1981), la teoría contractual (Barnett, 1986; Willianson, 1979), y complementariamente, la teoría de agencia (Jensen, M. C., & Meckling, 1979; Eisenhardt, 1989). Los derechos de propiedad sobre el capital se transfieren a la propiedad de la empresa; y en la falsa suposición de que el único riesgo residual lo soportan los accionistas, ya que el resto de los participantes cuentan con garantías contractuales, la gobernanza de la empresa se deja únicamente en manos de los propietarios del capital. La crisis en la que nos encontramos inmersos desde el 2008 ha puesto de manifiesto que el capital no es el único que ha soportado el riesgo; como lo demuestran la multitud de trabajadores despedidos, el incremento de las deudas a proveedores, las garantías insatisfechas a consumidores, las deudas sin cobrar con la Administración Pública, y el ingente caudal de dinero que hemos tenido que poner todos los ciudadanos para el rescate de empresas que supuestamente eran privadas y respondían a la lógica del mercado. Por otra parte, en un entorno con claro excedente financiero, no parece que el capital económico sea el único recurso, ni siquiera el recurso clave, para la generación de valor. Desde el propio ámbito empresarial se reconoce la existencia de, al menos, seis tipos de capital: financiero, intelectual, humano, social y relacional, productivo, y natural; claves, todos ellos, en la generación de valor. Así las cosas, la teoría de stakeholder (Freeman, 1984; Freeman et al. 2010; Donalson y Preston, 1995) amplia la responsabilidad de las empresas al conjunto de grupos de interés que la componen, no limitándose sólo a los shareholders. No obstante esta teoría, a pesar de su potencial, no se ha convertido en una teoría de firma alternativa quedando relegada a un ámbito fundamentalmente normativo . Aunque en los textos de múltiples autores se visualiza como una comprensión alternativa en la conceptualización de las empresas, no han acabado de plasmarlo de forma explícita; lo que ha impedido su articulación interna y el diálogo con el conjunto de teorías y conocimiento establecido. En la presente ponencia nos proponemos reflexionar sobre la posibilidad de vincular el humanismo cristiano con la teoría de stakeholder (Melé, 2009; 2012), y explorar la posibilidad de articular sobre esa base una teoría de firma alternativa (Fontrodona y Sison, 1997), que nos lleve a una reconceptualización de lo que es la empresa, y en consecuencia de cuál debe ser su papel en la sociedad.