Capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo e innovación colaborativaun estudio de los sectores de media-alta y alta tecnología

  1. Ageitos Varela, Nagore
Dirigida por:
  1. Josune Sáenz Martínez Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Deusto

Fecha de defensa: 21 de noviembre de 2014

Tribunal:
  1. Arturo Rodríguez Castellanos Presidente/a
  2. Nekane Aramburu Goya Secretario/a
  3. Jon Barrutia Guenaga Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En el mundo académico existe un reconocimiento creciente de la relevancia de las redes colaborativas en materia de innovación, tal y como lo muestran los numerosos trabajos desarrollados al respecto. Dicha innovación colaborativa es más importante si cabe en los sectores de alta tecnología, donde resulta muy improbable que una única organización posea todo los recursos y capacidades necesarios para desarrollar e implementar una innovación significativa. La cooperación en materia de innovación permite a las empresas conseguir más, a mayor velocidad y asumiendo menores costes y riegos que haciéndolo en solitario, pero no está exenta de dificultades. Aun así, la innovación en cooperación está en auge y, ligada a ella, recientemente se ha acuñado el término de “innovación abierta”. El paradigma de la innovación abierta asume que las empresas pueden y deben utilizar tanto ideas internas como externas, así como caminos internos y externos para llegar al mercado, mientras tratan de hacer avanzar su tecnología. Este uso de las ideas externas nos lleva al concepto de “capacidad de absorción”. En su artículo seminal de 1990, Cohen y Levinthal apuntaban que la habilidad de una empresa para reconocer el valor de información externa novedosa, asimilarla y aplicarla con fines comerciales constituía un elemento crítico para su capacidad de innovación. Sin embargo, aunque el concepto de capacidad de absorción constituye uno de los constructos más citados y utilizados dentro del ámbito de la dirección de empresas durante los últimos 25 años, aún no existe un consenso generalizado en torno a las dimensiones específicas que lo configuran. Además, aunque los estudios realizados en este tiempo han sido muy numerosos, la forma de medir la capacidad de absorción ha sido frecuentemente muy rudimentaria, impidiendo capturar adecuadamente la riqueza del constructo. Asimismo, aunque la innovación colaborativa y la capacidad de absorción de conocimiento externo parecen ir de la mano, apenas existen estudios empíricos previos que analicen la interacción entre ambos conceptos a la hora de favorecer el éxito en materia de innovación tecnológica, tanto incremental como radical. Ante esta situación, la presente investigación pretende contribuir a subsanar tales carencias. Por lo tanto, el objetivo general de la presente investigación consiste en analizar el efecto conjunto del grado de apertura del proceso innovador y de la capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo en el éxito de la innovación incremental y radical, así como en conocer las circunstancias del entorno que acrecientan la importancia de la capacidad de absorción en los resultados de innovación y los factores organizativos y de gestión que inciden en su desarrollo en las empresas de media-alta y alta tecnología. Partiendo del objetivo general mencionado, los objetivos específicos de la investigación son los siguientes: 1) Llegar a una definición que logre reconciliar las posturas aparentemente encontradas que existen en torno al concepto de “capacidad de absorción” y de las dimensiones que lo configuran, sugiriendo indicadores concretos para cada una de ellas. Conocer el grado de desarrollo que presentan las diferentes dimensiones de la capacidad de absorción en el caso de las empresas de media-alta y alta tecnología, así como los mecanismos más empleados para la adquisición de conocimiento tecnológico externo. 2) Conocer el patrón de colaboración de las empresas de media-alta y alta tecnología en materia de innovación: frecuencia de cooperación en las diferentes fases del proceso innovador (distinguiendo entre innovación incremental e innovación radical) y agentes con los que se coopera en cada una de ellas. 3) Determinar la influencia del grado de apertura del proceso innovador y de la capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo en el grado de éxito de la innovación tecnológica, tanto incremental como radical. En particular, se tratará de averiguar si una mayor capacidad de absorción favorece que la innovación en colaboración sea más exitosa. 4) Determinar las características del entorno que hacen de la capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo un factor más relevante si cabe para el éxito de la innovación tecnológica, tanto incremental como radical. 5) Analizar el grado de influencia de diferentes factores de índole organizativa en el grado de desarrollo de cada una de las dimensiones de la capacidad de absorción. Los resultados obtenidos nos muestran que la capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo ejerce una influencia positiva y muy notable tanto en el éxito de la innovación incremental, como en el éxito de la innovación radical. Esta influencia positiva de la capacidad de absorción sobre la innovación se encuentra en línea con los resultados obtenidos en otros estudios empíricos previos como los realizados por Stock et al. (2001), Tsai (2001), Lichtenthaler (2009), Ng (2011) y Tseng et al. (2011). Pasando ahora a la influencia ejercida por el grado de apertura del proceso innovador, los resultados obtenidos nos muestran que, a mayor apertura del proceso innovador, mejores son los resultados obtenidos en el ámbito de la innovación incremental. En el caso de la innovación radical, en contra de lo esperado, a mayor apertura del proceso innovador, peores son los resultados obtenidos. Es decir, a la vista de estos hallazgos, cabe decir que la cooperación en materia de innovación radical no está funcionando. En particular, los datos nos muestran que el problema se encuentra, sobre todo, en la fase de ingeniería y diseño detallado. En dicha fase, los agentes de cooperación más habituales suelen ser centros tecnológicos, proveedores y universidades, por lo que las dificultades radican en la relación con este tipo de agentes. ¿Qué puede explicar estos resultados contrarios a lo previsto? De acuerdo con la literatura, una explicación plausible de lo ocurrido puede encontrarse en las características de la base de conocimientos de las empresas que colaboran entre sí. Según argumentan Cohen y Levinthal (1990) y Lane y Lubatkin (1998), para que las organizaciones puedan aprender unas de otras necesitan tener un conocimiento básico común y un conocimiento especializado diferenciado. Quizás, en las empresas estudiadas, ese conocimiento básico común que posibilita el aprendizaje en un contexto de innovación radical abierta no existe, debido a que las empresas colaboradoras difieren notablemente en su base de conocimientos. Efectivamente, si tenemos en cuenta que, en el caso de la innovación radical, el principal problema se encuentra en la fase de ingeniería y diseño detallado y que, en dicha fase, los agentes de cooperación preferidos son los centros tecnológicos y otros centros de investigación, seguidos de proveedores y universidades, no resulta descabellado pensar que dicha distancia en la base de conocimientos pueda ser especialmente importante en el caso de las universidades y centros de investigación respecto a las empresas innovadoras. Asimismo, la existencia de diferencias en la lógica dominante de las empresas colaboradoras en materia de objetivos comerciales y preferencias de proyectos puede obstaculizar su aplicación comercial y, por lo tanto, disminuir las posibilidades de éxito de la innovación (Cohen y Levinthal, 1990; Lane y Lubatkin, 1998). Esto puede suceder con cierta frecuencia en el caso de los centros tecnológicos y otros centros de investigación, así como en las universidades respecto a sus empresas cliente. En lo concerniente al efecto moderador ejercido por la capacidad de absorción en la relación entre el grado de apertura del proceso innovador y los resultados de innovación alcanzados, cabe subrayar que, en el caso de la innovación incremental, el hecho de tener una mayor capacidad de absorción no ayuda a que la influencia del grado de apertura del proceso innovador sobre los resultados de la innovación incremental sea mayor (esto es, la influencia del efecto interacción resulta ser negativa). Sin embargo, con la innovación radical sucede justamente lo contrario: cuando las empresas tienen una buena capacidad de absorción, los resultados de la innovación en cooperación son significativamente mejores. ¿Qué puede explicar este resultado contrario al esperado en el caso de la innovación incremental? De acuerdo con la literatura, una posible razón de este resultado puede hallarse en los diferentes niveles de capacidad de absorción que presentan las empresas colaboradoras (Ritala y Hurmelinna-Laukkanen, 2013). Si una de las partes presenta una capacidad de absorción superior a la de sus socios, los demás pueden percibir dicha superioridad como amenaza, lo que puede conducir al fracaso de la experiencia de colaboración. En el caso del modelo 2, aunque el grado de dinamismo y rivalidad del entorno pueden acrecentar la relevancia de la capacidad de absorción, el elemento externo que acrecienta en mayor medida el impacto de la capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo en los resultados de innovación (ya sea incremental o radical) es la falta de mecanismos eficaces para la protección de la innovación. Cuando esto sucede, existe mayor conocimiento externo disponible susceptible de ser absorbido, con lo cual, el hecho de disponer de una buena capacidad de absorción reporta a la empresa mayores ventajas. De este modo, prevalecen los argumentos de Cohen y Levinthal (1990) sobre esta cuestión, frente a los de Zahra y George (2002) Hurmelinna-Laukkanen (2012) y Ritala y Hurmelinna-Laukkanen (2013). A partir de las conclusiones obtenidas se derivan todo un conjunto de implicaciones prácticas que se exponen a continuación: Para comenzar, las empresas deben cuidar al máximo su capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo, pues, además de ser en sí misma un elemento importante de cara a garantizar una innovación exitosa, también contribuye de forma notable a que la cooperación en materia de innovación radical sea fructífera (esto es, a que dé resultados positivos). Los resultados obtenidos también arrojan otra llamada de atención importante: la necesidad de revisar el modelo de relaciones de cooperación imperante en el caso de la innovación radical (especialmente, en lo que a la cooperación con centros tecnológicos, proveedores y universidades se refiere). En este sentido, dadas las previsibles diferencias en la base de conocimientos y en la lógica dominante de unos agentes de cooperación y otros, resulta imprescindible promover todo aquello que puede contribuir a “acercar” las distintas partes. En particular, la interacción frecuente entre socios puede ser una cuestión crítica, de cara a promover un mejor conocimiento mutuo y desarrollar unas relaciones de cooperación basadas en la confianza, sin descuidar los mecanismos de gobernanza. Como implicación práctica de todo lo señalado cabe subrayar que, en términos generales, en entornos que presentan un elevado grado de intensidad competitiva, donde los cambios se suceden con rapidez y donde no existen mecanismos para la protección de la innovación realmente eficaces, destinar recursos a la mejora de la capacidad de absorción de conocimiento tecnológico externo constituye una cuestión todavía más importante. En virtud de los resultados obtenidos, cabe señalar que la gestión del conocimiento da frutos y que, por lo tanto, diseñar una estrategia en este ámbito e invertir en la implantación de diferentes mecanismos para la gestión del conocimiento codificado o explícito y para la gestión del conocimiento tácito o basado en la experiencia, realmente, merece la pena. Además, las cifras demuestran que la gestión de ambos tipos de conocimiento es igualmente importante. En cualquier caso, con el fin de favorecer el reconocimiento de conocimiento externo valioso (si recordamos, una de las dimensiones de la capacidad de absorción más importantes), su adquisición y posterior difusión entre los miembros de la organización, el hecho de disponer de un equipo de personas explícitamente encargadas de la labor de vigilancia tecnológica y con los medios adecuados para ello es una cuestión que, realmente, marca la diferencia, por lo que merece la pena apostar por ella. Igualmente, de cara a fomentar la posterior explotación del conocimiento absorbido (la segunda dimensión más destacada de la capacidad de absorción), la existencia de una cultura realmente innovadora constituye el elemento que debe favorecerse en mayor medida.