Orden público, fueros y revolución liberalel cuerpo de miñones en Álava (1793-1878)

  1. OGUETA POBLET, ALFREDO
Dirigida por:
  1. José María Ortiz de Orruño Legarda Director/a

Universidad de defensa: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea

Fecha de defensa: 17 de febrero de 2012

Tribunal:
  1. Félix Juan Luengo Teixidor Presidente/a
  2. Luis Castells Arteche Secretario/a
  3. Ángel García-Sanz Marcotegui Vocal
  4. María Dolores de la Calle Velasco Vocal
  5. Javier Pérez Núñez Vocal
Departamento:
  1. Historia Contemporánea

Tipo: Tesis

Teseo: 115110 DIALNET

Resumen

El tránsito de la monarquía absoluta a la monarquía constitucional resultó especialmente largo y conflictivo en España. En ese proceso de cambio se conjugaron rupturas evidentes con algunas continuidades notables. Como la prolongación al término de la Primera Guerra Carlista del régimen foral, que implicaba el reconocimiento de ciertos particularismos vascos en un estado formalmente centralista y unitario. No se trata en esta tesis de volver sobre la constitucionalización de los fueros, sino de analizar en profundidad la gestión del orden público realizada por las diputaciones vascas ¿y más concretamente por la alavesa- entre 1793 y 1878.Tras obtener del monarca las competencias de los capitanes generales en materia de orden público, las diputaciones de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya organizaron en sus respectivos territorios sus propios cuerpos de seguridad. La organización, financiación y dirección de miqueletes y miñones corrió por cuenta de las autoridades forales. Cuestionados inicialmente tanto por los pueblos y por algunos ministros de la corona, estos cuerpos policiales se acabaron consolidando porque contribuyeron de forma decisiva a reforzar el poder material y simbólico de las diputaciones vascas. Aunque el despliegue de la Guardia Civil a partir de 1845 redujo las atribuciones de las policías forales en materia de orden público, miqueletes y miñones se acabaron convirtiendo en el brazo ejecutivo de las diputaciones vascas y en un reflejo de su singularidad institucional. Hasta tal punto que en 1878 las tres diputaciones, ya para entonces provinciales, solicitaron al gobierno central la continuidad de estos cuerpos policiales que, en el caso de los miñones alaveses, perdura en la actualidad.