Impactos de la variabilidad climática rápida en el paisaje vegetal del noreste peninsular durante el Holoceno a partir de datos palinológicos
- Donatella Magri Director/a
- Penélope González Sampériz Director/a
- Julio M. Rodríguez Lázaro Director/a
Universidad de defensa: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea
Fecha de defensa: 21 de septiembre de 2016
- José María García Ruiz Presidente/a
- Alejandro Cearreta Bilbao Secretario/a
- Laura Sadori Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La presente Tesis Doctoral aborda la reconstrucción de la variabilidad climática rápida y su impacto en el paisaje vegetal del NE peninsular durante el Tardiglacial y el Holoceno a partir de datos multiproxy de alta resolución. Pretende discernir los mecanismos que han modulado la respuesta de los ecosistemas a partir de la correlación de secuencias sedimentológicas, geoquímicas, palinológicas y arqueobotánicas a lo largo de múltiples escalas espacio-temporales, siempre bajo una perspectiva global e integradora.Se ha optado por trabajar con registros sedimentarios paleolacustres localizados en el interior continental peninsular, región que se caracteriza por ser marginal desde el punto de vista paleambiental. La primera de las secuencias estudiadas, El Cañizar de Vilarquemado (987 m s.n.m, 40º30¿N; 1º18¿W) se ubica en la provincia de Teruel, concretamente en la Fosa del Jiloca y caracteriza la evolución hidrológica y vegetal de manera continua y precisa, cubriendo los últimos 13.500 años de historia. Por otro lado, el registro sedimentario de la Laguna de Conquezuela (1.124 m s.n.m, 41º11¿N; 2º33¿W), ubicado en el Valle de Ambrona, permite definir el paisaje vegetal de una zona de gran interés arqueológico, como es el Neolítico del interior peninsular.A pesar de que ambas secuencias se localizan en un enclave climático y biogeográfico similar, la historiade las ocupaciones humanas ha sido distinta a lo largo del tiempo, por lo que supone un marco de trabajo inimitable para indagar en los patrones de respuesta de los ecosistemas Mediterráneos continentales ante distintos factores de cambio ambiental (dinámica natural vs impacto antrópico). A grandes rasgos, ambos registros se definen por la resiliencia de un paisaje dominado por pinares y sabinares durante prácticamente los últimos 13.500 años. Los cambios ambientales de carácter árido como el Younger Dryas o los eventos 8.200 y 4.200 cal BP, son amortiguados por las poblaciones de coníferas que parecen no responder de manera inmediata al estrés climático. Será durante el Holoceno Medio (8.000-5.000 cal BP) cuando el bosque mixto Mediterráneo se expanda y dominen los encinares y quejigares en el ámbito continental, siguiendo el establecimiento de unas condiciones climáticas más térmicas y húmedas. Sin embargo, los proxies sedimentológicos y geoquímicos revelan una alta variabilidad hidrológica durante el Tardiglaciar y el Holoceno, independientemente a los patrones de inercia que definen a los ecosistemas terrestres.Las poblaciones Neolíticas asentadas en las inmediaciones de la Laguna de Conquezuela, modificaron de manera intensiva el paisaje vegetal del entorno. Los datos palinológicos revelan una progresiva deforestación de los pinares locales, a la vez que se expanden los taxones nitrófilos y ruderales (Cichorioideae, Asteroideae, Plantago, Urtica) sinónimo de la expansión de prados y zonas de cultivo. La presencia del polen de Cerealia, junto con los datos carpológicos obtenidos a lo largo del Valle de Ambrona, apunta a que la agricultura en el interior continental ya estaba presente ca. 7.200 cal BP. Durante el Calcolítico incrementa la presión antrópica en el paisaje forestal.Los resultados obtenidos en los registros lacustres han sido complementados mediante la caracterización paleobotánica de una serie de depósitos tobáceos ubicados en las inmediaciones de los cursos fluviales de Queiles y Val, colindantes al Parque Natural del Moncayo (Soria). Presentando una cronología Holocena, la flora contenida en los edificios carbonatados señala el establecimiento de unas condiciones húmedas durante el Holoceno Medio (9.500-4.000 cal BP), siendo común encontrar diversas especies planocaducifolias como Corylus, Acer, Ulmus y Quercus caducifolio, entre otros. A nivel regional se desarrolla el bosque esclerófilo dominado por Quercus ilex, acompañado por Olea, Pistacia y Rhamnus. Este paisaje similar al obtenido en Villarquemado entre 8.000-5.000 cal BP, infiere el establecimiento de unas condiciones térmicas y húmedas en el interior peninsular, favoreciendo el rápido desarrollo de los depósitos tobáceos a la vez que se expande la flora meso-termófila.Además, los datos paleobotánicos obtenidos en los edificios tobáceos de los ríos Queiles y Val, han aportado nuevas evidencias sobre la distribución pretérita del tejo (Taxus baccata) y el castaño (Castanea sativa), no comúnmente documentada en los diagramas polínicos y antracológicos disponibles para el Sistema Ibérico. En el caso del castaño, se ha discutido su origen nativo en el Macizo del Moncayo para las etapas previas a la colonización Romana en la región.Por último, se ha investigado la distribución del avellano (Corylus avellana) a lo largo de distintas escalas temporales con el fin de conocer cuál ha sido la influencia del clima en los patrones de distribución de las poblaciones. La sensibilidad de Corylus ante la variabilidad climática es asincrónica entre el mundo Eurosiberiano y el Mediterráneo. En las regiones Atlánticas, las poblaciones de avellano se expanden rápidamente en respuesta al incremento térmico y esencialmente pluviométrico durante el comienzo del Holoceno (11.700-8.000 cal BP), a diferencia del mundo continental donde aparece representado de manera esporádica. En las regiones Mediterráneas, será durante el Holoceno Medio (8.000-5.000 cal BP) cuando el avellano abarque su máxima distribución. Durante el Holoceno Tardío (post 5.000 cal BP) en cambio, el incremento de la aridez modulará la presencia de Corylus, dando lugar a la distribución que tenemos en la actualidad.La presente Tesis Doctoral ha arrojado nuevas evidencias sobre la dinámica vegetal durante el Holoceno en una región pobremente contextualizada paleoclimáticamente. Las nuevas secuencias publicadas han servido para delimitar bioestratigráficamente la historia de los ecosistemas terrestres durante los últimos 13.500 años, trabajo que sin duda servirá de comparación con otros depósitos localizados en un ambiente bioclimático similar. Se ha avanzado en el conocimiento sobre el rol humano en el modelado del paisaje vegetal gracias a la incorporación y combinación de los datos arqueológicos y arqueobotánicos junto con los estudios paleolacustres. Además de ello, se han obtenido nuevos perfiles polínicos y resultados antracológicos de diversos depósitos tobáceos, datos que sin duda serán indispensables a la hora de hacer síntesis biogeográficas a diversas escalas espacio-temporales.