Las culturas políticas en Perúel caso de Lima
- Chaparro Melo, Hernán Felipe
- Joelle Bergere Dezaphi Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 2015(e)ko abendua-(a)k 02
- José Luis Álvaro Estramiana Presidentea
- Sagrario Ramírez Dorado Idazkaria
- Esteban Agulló Tomás Kidea
- Jesús Canto Ortiz Kidea
- Mikel Villarreal Sáez Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
Los propósitos de esta investigación consisten en identificar las subculturas políticas existentes en Lima, la capital de Perú, y comprender sus rasgos distintivos desde el punto de vista de las actitudes sociales y políticas, los valores y las variables socioeconómicas y demográficas.La investigación contempla una fase cualitativa y otra cuantitativa. En la primera se desarrollaron ocho dinámicas grupales con mujeres y hombres de 18 a 55 años correspondientes a cinco niveles socioeconómicos. En el segundo estudio se realizaron, para la encuesta de naturaleza cuantitativa, 1530 entrevistas estandarizadas a mujeres y hombres de 18 a 80 años correspondientes a los cinco niveles socioeconómicos antes citados. En la fase cuantitativa se llevó a cabo un análisis multivariado para identificar las dimensiones de la cultura política en el área metropolitana de Lima.De acuerdo a los resultados, se plantea que la cultura política dominante en el área metropolitana de Lima es muy cercana a lo que Almond y Verba (1970) definieron como una cultura de súbdito participante. Se aprecia un bajo capital social y un sentimiento de anomia bastante extendido. Por otro lado, el análisis multivariado ha contribuido a descubrir la existencia de cuatro subculturas políticas categorizadas en los siguientes términos: los críticos participativos (12%), los conformistas desinformados (41%), los leales institucionales (16%) y los renegados insatisfechos (31%). Los críticos participativos se caracterizan por ser individuos activos en organizaciones de base, que en comparación con las otras categorías, tienen mayor contacto con la actividad política. Son personas que demandan ser escuchadas y que muestran una tendencia más crítica con las actuales instituciones. Si hubiese instituciones capaces de ofrecer mayores opciones de participación, se acercarían a ellas, aunque reconocen no haberlas encontrado. Constituyen un grupo más inclinado a la opción de soluciones presidencialistas o verticales como modos de oponerse a las instituciones que rechazan. Los conformistas desinformados son los más parecidos a los sujetos anómicos descritos por Almond y Verba (1970). No les interesan los asuntos públicos y solo les prestan atención si estos últimos les afectan personalmente. No ponen de manifiesto claras demandas en la medida en que se hallan desconectados de la política. El grupo de los leales institucionales, se aproxima más a los ciudadanos cívicos, aunque, en su caso carecen de intención participativa. A pesar de contar con una mejor percepción de su eficacia política participa poco en acciones cívicas y políticas. Su vinculación con la política es más pasiva materializándose a través del consumo de información y del voto. Los leales institucionales tienden a delegar la iniciativa en las instituciones políticas tradicionales a pesar de no estar satisfechos con el funcionamiento de las mismas ni de la democracia. Por último, el grupo de los renegados insatisfechos muestra actitudes disconformes tanto con los partidos y líderes políticos como con los poderes del Estado. Son más individualistas que los otros grupos de subculturas políticas y rechazan, más que otros, algún tipo de participación cívica o política. Sin embargo, siguen la información política, adoptando con más frecuencia una actitud más anti partidista que apolítica. Expresan cierto interés en la política en la medida en que ésta les afecte o cuando determinadas circunstancias, como las de carácter electoral, requieren su atención. Y al igual que los críticos participativos, se muestran más dispuestos a participar si surge un cambio en la oferta institucional.